Una espiritualidad liberadora.




0. Introducción. Desde dónde hablo. Hitos configuradores de mi espiritualidad. 

1- Qué entiendo por espiritualidad. 

2- “Liberadora”: Liberarnos de qué y para qué 

2.1 Liberación personal 

2.2 Liberación socio-política-estructural 

2.3 Liberación religiosa 

3- Liberación cómo. 

4- Liberación al "aire" de Jesús de Nazaret. 

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA. 

BOFF, L., 2017) La irrupción del Espíritu en la evolución y en la historia, Trotta 

CASALDÁLIGA, P. – VIGIL, J.M. (1993), Espiritualidad de la liberación, UCA 

CASTILLO, J.M. Espiritualidad de la liberación. Escritos esenciales, Sal Terrae. 

CERVANTES, C., (ed.) (2015) Espiritualidad y política, Kairós, 

EIZAGUIRRE, J., (2015) Todo confluye. Espíritu y espiritualidad en los movimientos altermundistas,.DDB. 

GEBARA, I., (2000) Intuiciones ecofeministas, San Pablo 

GUTIERREZ, G., (2013) Espiritualidad de la liberación, Sal Terrae 

HESSEL, S., (2011) ¡ Indignaos !Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacifica 

NAVARRO PUERTO, Mercedes (Eds.) en Teología Feminista I (2007), Teología Feminista II (2008), EFETA (Escuela Feminista de Teología de Andalucía), Ed ArCibel 

MARQUIER, A., (2010) El maestro del corazón, Ed. Luciérnaga 

MARTÍNEZ OCAÑA, E., (2018,2ª) Espiritualidad para un mundo en emergencia, Narcea.(Con abundante bibliografía). 

NOGUÉS, R.M. ( 2007) La espiritualidad después de las religiones, Librería Robafanes. 

SOBRINO, J., (1991), Jesucristo Liberador, Trotta, 

--- (2007) Fuera de los pobres no hay salvación, Trotta, 2007, 

SULLINGS, G., (2017) Encrucijada y futuro del ser humano. Los pasos hacia la Nación Humana Universal., Ed. León Alado. 

WILBER,K, (2007) Espiritualidad integral, Kairós 

INTRODUCCIÓN: 

Lo primero agradecer la invitación a este foro que lleva tantos años ofreciendo un espacio de reflexión y de puesta al día de cómo ir viviendo el cristianismo en el mundo actual. 

Tengo que confesar que cuando caí en la cuanta de la calidad y cantidad de personas que este foro mueve me asusté. Pero pronto me pregunté, bueno: ¿cuál es el propósito de mi comunicación? no tanto decir cosas nuevas, a estas alturas de la vida de quienes estáis aquí, es una quimera, sino hablar desde mi corazón y desde mis entrañas para conectar con las vuestras para que esta experiencia movilice nuestras personas para seguir buscando cómo comprometernos cada vez más en “alentar vida”, “liberar vida”, “cuidar la vida” y de un modo especial allí donde más predominan los mecanismos de muerte, que en este momento histórico son muchos y muy potentes. 

Para mí es importante explicitar desde dónde hablo, por eso hago un acercamiento muy breve a mi trayectoria vital. El comienzo de mi espiritualidad nació en el seno familiar, una familia creyente, no muy practicante, sí con mucho amor y muy incondicional y con sentido de la justicia. 

Mi educación en un colegio de la Institución Teresiana se caracterizó por una espiritualidad sencilla, encarnada, alegre y en libertad, muy centrada en la persona de Jesús y su proyecto vital: El Reino de Dios. 

Mi experiencia fuerte de una espiritualidad liberadora la tuve muy joven, terminé la licenciatura en Historia y me fui a Colombia y allí viví una experiencia de desconcierto que me abrió la mente y me ayudó a relativizar, a liberar mi pensamiento y tomar distancia de las enseñanzas recibidas; descubrí con dolor y asombro que la realidad histórica no se narra sino que se interpreta. Yo había estudiado historia (sobre todo el “descubrimiento” de América) desde los vencedores y conquistadores y allá la encontré escrita desde los conquistados y vencidos. Eran dos versiones muy distintas, contradictorias y seguramente complementarias. 

Segundo impacto, no menor, yo venía de la España Franquista, la España del pensamiento único, de la religión, la cultura, la teología, la iglesia oficialmente vinculada al poder, al Nacional Catolicismo. Allí me encontré con una Iglesia distinta, (acababa de terminar el gran acontecimiento Medellín) que ponía de relieve la terrible injusticia estructural del Continente Latinoamericano, la clara correlación entre riqueza de unos y pobreza de las grandes mayorías y proclamando una opción preferencia por las personas pobres. 

La ratificación de mi cambio existencia, espiritual y teologal lo tuve cuando a finales del 70 llegué a Perú y me encontré con Gustavo Gutiérrez, el fundador de la Teología de la Liberación, la defensa de la dignidad y de los derechos de las personas empobrecidas eran el lugar teológico desde el que elaboraba la teología. Y en el trabajo teológico no sólo descubrió con valentía las múltiples manifestaciones de la pobreza y la exclusión sino la búsqueda de las causas de ella. Me impresionó su modo de trabajar la formación y toma de conciencia de líderes campesinos y comunidades de base vinculando fe-justicia, amor personal-social y estructural, espiritualidad y política. Al mismo tiempo descubrí un gran número de cristianas y cristianos por el “socialismo” muy seriamente comprometidos en la lucha por la justicia, en la denuncia de las múltiples injusticias y sus causas, que en gran parte eran estructurales y al mismo tiempo en el anuncio de un Jesús liberador que muy pronto me encandiló. Esa experiencia me marcó para siempre y allí se despertó mi vocación teológica. 

El tercer impacto que quiero poner de relieve, en este recorrido por mi trayectoria personal, es la aportación tan importante que fue para mí el encuentro con el feminismo y la teología feminista. Me hizo ver que dentro del mundo de la exclusión, la vulneración de derechos y la pobreza había un peldaño último, invisibilizado, que era el de las mujeres, que se agravaba si además eran pobres, negras, indígenas con familia a su cargo. 

Hablar de una espiritualidad liberadora supone hoy para mi reclamar una mirada feminista que denuncia la violación de nuestro derecho como mujeres a ser lo que somos sin ser ninguneadas, silenciadas, agredidas, violadas, asesinadas, traficadas. Supone reclamar la igualdad real no solo de derechos, sino de oportunidades, de posibilidades, de lugares sociales , políticos, eclesiales.. y esto está aún muy lejos de ser una realidad tanto en la sociedad como en la Iglesia católica a la que pertenezco. 

El feminismo y sobre todo la elaboración de una teología feminista me ofreció una mirada nueva en relación al tema que quiero hoy desarrollar, me ayudó a descubrir que lo personal es político. 

“Lo personal es político” ha sido una de las grandes aportaciones del feminismo para poner de relieve que el patriarcalismo, el machismo, la violencia de género no son temas del ámbito puramente privado, familiar, o personal sino un grave problema político que hay que visibilizar y contra el que hay que luchar. 

Y por último, en mi trayectoria, han existido otras muchas influencias y personas que me enriquecieron con su experiencia y sabiduría. 

Por tanto soy deudora en mi mirada de una espiritualidad liberadora de otros colectivos y personas que me abrieron los ojos. 

1. QUÉ ENTIENDO POR ESPIRITUALIDAD.[1]

La palabra espiritualidad es un término polisémico. 



Espiritualidad en su acepción semántica procede de “espíritu” palabra que ha llegado a nosotros, después de un largo recorrido, empobrecida y contaminada por el dualismo y patriarcalismo imperante y vinculada sobre todo a la religión. Desde la tradición judeocristiana el término hebreo femenino, “la ruaj”, el aliento de vida, pasó por su traducción griega “lo pneuma”, (neutro) y finalmente a su traducción latina “spiritus” (masculino) que es cómo ha llegado a nosotros.[2]

No obstante, algo importante hay en común en estas traducciones, y es la referencia al principio vital, al hálito de vida. El “espíritu” es lo que alienta la realidad, pero no como algo separado de ella, sino dentro de ello, lo que la sostiene. 

Pedro Casaldáliga ya hablaba en los años 90 de una espiritualidad macro-ecuménica, antropológica: "el espíritu de una persona es lo más hondo de su propio ser, sus motivaciones últimas, su ideal, su utopía, su pasión, la mística por la que vive y lucha y con la cual contagia a los demás”[3]

O en palabras de Jon Sobrino “espiritualidad es el espíritu, el talante con el que se afronta lo real,[4]. Según esto alguien podría decirnos <<dime cómo te sitúas ante la realidad y te diré cuál es tu espiritualidad>>. 

Complementando esta definición, y en esta misma línea Leonardo Boff: “espiritualidad es la actitud que pone la vida en el centro, que defiende y promueva la vida contra todos los mecanismos de estancamiento y muerte”.[5]

La espiritualidad es hoy palabra redimensionada, desvinculada de las religiones y cada vez más reconocida como patrimonio de todo ser humano, como desarrollo de la “inteligencia espiritual[6], y últimamente como desarrollo de la llamada “inteligencia holística”[7] que no niega las inteligencias ya descubiertas sino que las integra dando un salto a una inteligencia capaz de tener una visión global, que parte del todo para captar sus componentes y sus interacciones entre ellos y con el todo. Una de sus características más sobresalientes reside en el hecho de que al tratarse de un tipo de inteligencia integradora y sistémica incorpora la conciencia como parte del proceso mental, reubicando o restableciendo la importancia de la espiritualidad dentro de la naturaleza misma del quehacer humano. 



La espiritualidad nos alienta a entrar en la propia profundidad, en la interioridad de nuestro ser y poder descubrir la verdad de lo que somos: relación, unidad, comunión…experimentar la vinculación con toda la realidad, con toda la humanidad y con el Misterio sustentante y vinculante de todo lo que es, un Misterio que Jesús de Nazaret llamó ¡Abba! y que otras personas nombran de muy diversas maneras o sencillamente no lo nombran y se quedan en el “Silencio” del Ser, en el “Vacío” de todo, en la “Presencia” sin nombre, en la “energía purísima” 

Esa experiencia de unidad sin duda nos impulsará a vivir en coherencia ética con la verdad descubierta y por tanto a sentir la responsabilidad ante la realidad. 

Cristóbal Cervantes ha publicado hace unos años un libro cuyo nombre es Espiritualidad y política y en su introducción define la espiritualidad “como la experiencia de sentir que formas parte de algo más grande y más profundo que tú mismo, algo que te conecta a todo y a todos, que te hace ver a todos los seres humanos como hermanos y al planeta como la casa común que tenemos que cuidar”. [8]

Curiosamente esta definición incluye “el arte de vivir” (espiritualidad) y “el arte de convivir” (política). Somos unidad, todas y todos somos hermanos, ése es el gran cambio, la conciencia planetaria. 

Es decir el término espiritualidad alude: 

· al espíritu, a la fuerza que alienta la realidad, 

· al modo de situarnos ante ella sosteniendo y, defendiendo toda vida contra todos los mecanismos de estancamiento y muerte 

· al desarrollo de la inteligencia espiritual y holística que nos permite descubrir y experimentar la verdad más profunda de la humanidad y de la Realidad: la experiencia de ser Relación, Comunión y por tanto a la responsabilidad con todo lo real. 

2. “LIBERADORA”. LIBERARNOS DE QUÉ Y PARA QUÉ 

Etimológicamente liberar viene del latín “liberare”, acción de poner en libertad; otras acepciones: soltar, eximir a alguien de una obligación, hacer que alguien supere un obstáculo. 

Al ponerle a la espiritualidad una cualificación, podría parecer que esa cualificación es una calificación más que podría darse o no darse. 

Como he dicho antes tal como yo entiendo la espiritualidad, respetando otras maneras de entenderla, la espiritualidad para ser tal necesita ser liberadora de todos los mecanismos que atentan contra la vida. 

Liberarnos de qué, y para qué. 

No basta descubrir de qué tendríamos que liberarnos para hacer verdad una espiritualidad liberadora sino que lo realmente importante es el para qué, la meta a la que apunta la liberación. 

De manera muy sintética podría formularlo así: liberarnos de todo lo que nos dificulta (personal y socialmente) para poder ser nuestra verdad más profunda, para poder reconocer y vivir que somos humanidad, somos Relación, Conexión, Unidad, inter-ser . 

Para explicitar mejor el liberarnos de qué y para qué voy a acercarme a nuestra realidad a modo de espiral o círculos concéntricos, todos ellos imprescindibles e interconectados: liberación personal, social, religiosa, política-estructural. Por razones pedagógicas voy a ir señalando algunas características más específicas de cada una de estas dimensiones de la realidad. 

2.1 LIBERACIÓN PERSONAL DESDE UNA PERSPECTIVA INTEGRAL HOLÍSTICA, es decir una liberación que abarque toda nuestra persona, en todos los ámbitos de nuestro ser y de nuestra vida. 

Me detengo más en la liberación personal porque la considero previa a todo otro intento liberador, sin liberación personal no habrá auténtica liberación social, política y estructural. 

Somos seres corporales, por tanto la liberación tiene que ser corporal. Evidentemente esto supone habernos liberado de una visión dualista y patriarcal que separa, contrapone, y valora de un modo bivalente cuerpo y espíritu, y reconoce que no tenemos un cuerpo sino que somos un cuerpo. Un cuerpo físico, energético, emocional, relacional, racional, espiritual… Sintetizando mucho podría decir que se trata de liberar nuestro cuerpo para permitirle ser “cuerpo espiritual”, es decir transparente de la dimensión espiritual de nuestra persona, testigo de las dimensiones superiores de nuestro ser. Esto lo he explicitado en otro lugar[9], no lo repito ahora y por eso aquí voy a detenerme en un aspecto no desarrollado por mí y que considero de suma importancia. 

Annie Marquier [10] ha puesto de relieve la conexión entre el nivel de consciencia y el desarrollo espiritual de las personas. 

De una manera muy simplificada resumo su pensamiento. Annie distingue tres niveles de consciencia en el desarrollo evolutivo de la humanidad. El primer nivel, el menos evolucionado tiene que ver con los mecanismos de supervivencia física, que están inscritos en nuestro cerebro límbico y que tienen que ver con la lucha por la supervivencia. Estos mecanismos fueron muy eficaz en las primeras etapas del comienzo de la humanidad, mecanismos que funcionan automáticamente y a gran velocidad. 

Estos mecanismos, que ella define como el funcionamiento de las tres Ps son: pavor, placer poder. El miedo (pavor) nos ayudó a detectar todo peligro para la supervivencia de cada persona y de la tribu, el placer en un primer momento fue el mecanismo que hizo posible la reproducción de la especie, el poder servía para marcar el propio territorio, con todo lo que esto conlleva. Son mecanismos que están grabados en nuestro cerebro y funcionan de una manera automática. La primera liberación que necesitamos es darnos cuenta del funcionamiento automático de estos mecanismos, de sus consecuencias personales, sociales, estructurales. ¿Nos damos cuenta de que gran parte de los graves problemas de la humanidad hoy tienen como origen este triple mecanismo no solo para defender nuestra supervivencia física personal, familiar, sino nuestro "ego"? 

En el proceso evolutivo de la humanidad, con el desarrollo del neocórtex, los seres humanos vamos siendo conscientes de nuestra identidad, es el aparecer de la autoconciencia, de nuestra auto-imagen o autoconcepto (que no siempre coincide con la verdad de lo que somos). Algunos autores hablan de la aparición de nuestro "ego". El mecanismo de la "triple p." no desaparece ni deja de funcionar, pero hay un cambio importante en su orientación, ya no se dirige automáticamente a defender nuestra supervivencia física sino nuestra "autoimagen", se ha convertido en una mecanismo semiconsciente de defensa de todo aquello que identificamos formando parte de nuestra identidad. 

Recuerdo hace ya muchos años, finales de los 70, escuchar decir a Toni de Mello que la pregunta religiosa y espiritual más importante era ¿Quién soy yo?. Ahora lo he entendido mejor, ¿Quién digo que soy yo?. Si nuestra autoconciencia la tenemos vinculada a nuestros “yoes” superficiales, a identidades falsas, a una identidad contaminada por el individualismo, el mecanismo de las Triples Ps va a funcionar, no ya defendiendo nuestra integridad física sino nuestra autoconciencia identitaria. Se disparará el pavor a perder algo de lo que hemos integrado formando parte de nuestra imagen del yo (rol, creencias, ideas, valores, pertenencias etc.) el placer estará vinculado a "enriquecer" y salvaguardar esa "identidad" y utilizaremos nuestro poder para defender nuestra autoimagen, aunque sea falsa y la estemos confundiendo con nuestro verdadero ser. 

Este mecanismo sigue funcionando automáticamente hasta que no seamos conscientes de ello y podamos poner en cuestión y cribar a qué realidades hemos vinculado nuestra identidad. Porque defenderemos con toda violencia no unas ideas, creencias, posesiones, realidades...sino nuestra identidad, no sentiremos sólo que perdemos realidades que valoramos sino que nos perdemos. Este mecanismo funcionando de una manera inconsciente está debajo de la mayoría de los radicalismos, fanatismos, dogmatismos, xenofobias, luchas de poder, adicciones al placer. 

Mientras no estemos en un nivel superior de conciencia seguiremos confundiendo nuestro auto-imagen con nuestro ser, creyendo que solo somos aquello que hemos adosado a nuestra identidad. Que solo somos lo que abarca los límites de nuestra piel desconociendo, lo que tantas personas místicas religiosas y no religiosas han descubierto hace muchos miles de años que Somos relación, que Somos unidad,[11] que formamos parte de una única familia la humana, que formamos parte de un único sistema el biótico. 

Una verdad que hoy las ciencias de la naturaleza, y sobre todo la física cuántica, nos ponen de relieve. Parece que lo que caracteriza la realidad son estructuras de relación y relatividad, procesos de transformación y cambios abiertos. En este nuevo modelo del comprensión del cosmos, un ser no entra en relación con otro sino que se encuentra de por si en relación. La realidad se va revelando como un manto inconsútil sin fracturas.[12] Leonardo Boff lo expresa certeramente el ser humano es “un nudo de relaciones en todas las direcciones”[13]

Por tanto necesitamos liberar, por un lado a nuestro cerebro límbico y a nuestro neocórtex del funcionamientos automáticos que defiende falsas identidades, para darnos cuenta de que seguimos atadas a defender nuestras pequeñas tribus (familia, los “nuestros”, los de mi ciudad, autonomía.. aunque la ampliemos a la tribu nación) para poder alcanzar un nivel superior de conciencia: de que no sólo soy, sino que Somos; de que lo que le pasa a los demás me pasa a mí, de que al atacar la vida, toda vida: la cósmica la animal, la vegetal estamos también haciendo daño a nuestra vida humana. Como dice el profeta Isaías: "cuando nos cerramos al hermano nos cerramos a nuestra propia carne", [14]desconociendo que todo otro " es hueso de mis huesos es carne de mi carne” [15]cuando actuamos estamos empequeñeciendo la realidad de nuestro verdadero ser y consecuentemente empequeñeciendo a la humanidad. 

Una espiritualidad liberadora nos hace conscientes de nuestra identidad holística con todas las consecuencias sociales, políticas y estructurales que eso conlleva. 

Somos seres emocionales. Este es otro nivel de nuestra persona que necesitamos liberar. No sólo tenemos bastante analfabetismo emocional, sino que hemos moralizado las emociones y no sabemos qué hacer con ellas. Las emociones son señales muy importantes en nuestras vidas, que nos avisan de algo y nos indican una dirección liberadora de toda la sabiduría de esa emoción.[16]El problema es que en gran parte los seres humanos estamos presos de emociones que no sabemos escuchar, que no sabemos manejar, ni darles el cauce adecuado a cada una de ellas. 

Liberar nuestro mundo emocional tiene que ver con la consciencia lúcida de qué sentimos, de dónde procede esa emoción, de qué nos habla, de qué nos avisa y en qué sabía dirección tenemos que encauzarla para hacer de ellas un lugar de crecimiento personal y social. Una espiritualidad liberadora pasa por liberar nuestras emociones de funcionamientos automáticos, inconscientes, y en muchos casos devastadores, para poder integrar y encauzar libre y sanamente nuestro mundo emocional hacia una mayor madurez personal y social 

Somos seres racionales, por tanto también tenemos que liberar nuestra mente de pensamientos obsesivos, irracionales más viscerales que lúcidos, liberar nuestra mente de la cerrazón mental, del dogmatismo, del fundamentalismo, de la incapacidad para acoger lo distinto, fruto de nuestra inseguridad básica y de la dificultad de vivir en ella. No somos capaces de acoger la pluralidad como riqueza, nos amenaza lo distinto porque aún no sabemos descubrir que la pluralidad forma parte de la fuerza y la riqueza de la vida. 

También es verdad que necesitamos liberarnos de la tiranía de nuestra mente, no sólo somos seres “racionales” y hay mucha sabiduría y verdad a la que no tiene acceso nuestra mente pensante. 

Mientras no liberemos nuestra mente de estos y otros muchos pensamientos tóxicos seguiremos prisioneros de ellos y por tanto no seremos libres personalmente para crecer en una consciencia lúcida que nos permita discernir qué pensamientos alimentan opciones fundamentales de nuestra vida, nos dificultará cultivar el placer de pensar, crear, estudiar, simbolizar, cultivar una mente crítica y formada con criterios, tampoco podremos construir una cultura de la unidad en la diferencia, un mundo de iguales y por tanto un mundo justo. En definitiva como dice Eduardo Marina nuestra mente habrá fracasado porque está preparada para ayudarnos a ser más felices personal y comunitariamente[17]

Somos seres relacionales, sociales, esto significa que es imprescindible desarrollar nuestra dimensión social, relacional para poder liberar todas las potencialidades que ella encierra. Por tanto una espiritualidad liberadora nos ayudaría a descubrir y vivir que nuestra capacidad de relación va más allá de nuestro mundo familiar, emocional, de nuestras afinidades varias o de nuestros intereses. El despliegue y por tanto la liberación de nuestro ser tiene que ver con ese aprendizaje de saber trabajar con otras personas por el bien de la sociedad, para vivir junto a, para saber pactar y negociar para colaborar con quienes buscan mejorar nuestro mundo, más allá de que sean o no “de los nuestros”, por cierto ¿quiénes son “los nuestros”? 

Una espiritualidad liberadora nos ayudaría a hacer verdad unas relaciones que saben conjugar al menos estos cinco binomios complementarios: 

· Autonomía y consciencia de religación 

· Respeto y defensa 

· Vínculo afectivo profundo e independencia 

· Amor y libertad 

· Autorregulación personal teniendo como norte los derechos humanos. 

También somos seres políticos entendiendo la política en su profunda verdad, ya Aristóteles nos decía que el ser humano es un “Zon Politikom”, una animal político. Es decir que por el hecho de ser humanos estamos comprometidos con el cuidado y la gestión de la “polis” y la polis hoy no es nuestra pequeña ciudad, sino que es el mundo, la tierra. Por tanto también necesitamos desplegar y liberar nuestra dimensión política y hacerla verdad. 

Primero hacernos conscientes de ella, si he definido la espiritualidad como la manera de estar en la realidad defendiendo y cuidando la vida, no podemos olvidar que nuestro cuerpo es un cuerpo político. El cuerpo nos posiciona, nos sitúa en unos lugares o en otros, revela más de lo que creemos nuestra relación con el tiempo, el dinero, el poder, las personas, la realidad, la tierra…Nuestro cuerpo es un lugar de denuncia de todas las violencias que recibe y que provoca, es también anuncio de todas las posibilidades de cooperar al bien común que encierra. 

Lo personal es político es una verdad que me desveló el feminismo con toda claridad. Una espiritualidad liberadora es necesariamente una espiritualidad política. La “política”, es decir la gestión y cuidado de la polis, es algo muy serio para dejarla sólo en manos de los políticos profesionales o los partidos, porque además de ser un error es una mentira pensar que la política no nos concierne. Los seres humanos no podemos desentendernos de la gestión de la polis ciudad, de la de la polis mundo, de la polis tierra. 

Poder hacer verdad una espiritualidad política conlleva, que además de devolver a cada una de estas palabras su auténtico significado, dediquemos tiempo, esfuerzo y dinero a nuestra formación política; que sepamos unirnos a otras personas, grupos y colectivos para poder cooperar con quienes defienden lo común. Vivir una espiritualidad política liberadora nos pide perder el miedo a denunciar todo aquello que atenta contra las vidas más amenazadas y "descartadas" y defender los derechos de todas las personas sin discriminación alguna y sobre todo supone hacerla verdad en nuestro compromiso político cotidiano 

Yo estoy convencida de que si nuestra espiritualidad no engloba el compromiso político es que aún no hemos descubierto ni quiénes somos, ni qué es espiritualidad. 

Somos también seres espirituales. La inteligencia espiritual y hoy también la inteligencia holística están reconocidas como inteligencias fundamentales del ser humano, como he dicho anteriormente. Estas inteligencias nos hablan de nuestra capacidad para desarrollar y cultivar nuestra dimensión ética, estética, utópica, encontrar un sentido a la vida, de trascender más allá de nosotras mismas, de captar la totalidad de la realidad y la interacción de todo con todo. 

Necesitamos liberar nuestra inteligencia espiritual de la necesaria vinculación a las religiones, liberarla de concepciones arcaicas y dualistas, pero también de narcisismos, hedonismos y espiritualismos que nos alejan de la vida y de la realidad para poder comprender que la espiritualidad, tal como he dicho al principio, hace referencia a nuestra manera de estar en la realidad alentando y cuidando la vida para defenderla de todos los mecanismos de muerte, tan presentes en nuestro mundo, y capacitarnos para descubrirnos como seres en relación con toda la Realidad. 

Vivir una espiritualidad liberadora nos impulsaría a: 

· cultivar nuestra capacidad de interiorización y silencio, vivir sabiendo entrar en lo profundo de nuestro ser, buscando distinguir nuestro ser esencial de nuestros “yoes” más superficiales[18]

· crecer en libertad, haciéndonos conscientes de las redes que nos atrapan para poder desenmarañarnos de ellas y ser capaces de perderle miedo al miedo 

· ser personas éticas cultivando la coherencia, la compasión, el amor… 

· movilizar nuestra persona hacia utopías que dan sentido a nuestra vida y nos impulsen al cuidado de l@s otr@s y de nuestra casa común, es decir a trabajar por el bien común, a cultivar la dimensión estética: apreciar, gustar, valorar y dejarse asombrar por la belleza, 

· desplegar nuestra inteligencia holística que nos capacita para conectar con la Unidad que Somos, y por ello nos ayuda a salir más allá de nosotras mismas y de las propias necesidades para trabajar por el bien común, también como bien nuestro, y a conectar con la dimensión más profunda de la Vida, reconociendo el Misterio que nos envuelve, 



Somos seres capaces de vivir libre y conscientemente una opción creyente, religiosa. Porque somos seres espirituales somos también capaces de reconocer y asumir la relación con ese Misterio que los creyentes llamamos Dios, con muy diversos nombres. Una relación que se hace acogida, consciencia de ser lo que somos en esa Presencia, deseo de vivir en coherencia con aquellas propuestas vitales con las que cada religión expresa el sueño de Dios sobre la humanidad, sobre la realidad, una acogida libre de temor y amorosa. Reconociendo y acogiendo libremente esa religación desarrollamos nuestra dimensión religiosa. 

Pero también es un hecho que podemos vivir la religión de modos alienantes, infantiles, opresores o liberadores. Es cada día más urgente vivir nuestra dimensión religiosa, nuestras espiritualidades religiosas liberadas de todo fanatismo, dogmatismo, moralismo, ritualismo, espiritualismos para hacer de esa vivencia un lugar no sólo de liberación personal sino social, religiosa, estructural. 

2.2 LIBERACIÓN SOCIOPOLÍTICA Y ESTRUCTURAL. 

Pero no basta con la liberación personal; una espiritualidad liberadora, para ser tal, debe abarcar también la realidad social, religiosa, política, económica, estructural. 

Aunque estas dimensiones no pueden separarse de la liberación personal, y a lo largo de este largo apartado he ido poniendo de relieve la incidencia social y política de la transformación personal, quiero ahora referirme expresamente a la necesaria liberación de estas realidades y estructuras. 

Estamos viviendo una situación mundial que muchos analistas definen como momento de “emergencia global” porque están puestas en cuestión los fundamentos que han mantenido nuestro mundo. 

Un cambio de paradigma que parece no tiene parangón tanto por la profundidad de los cambios como sobre todo por la velocidad de los mismos.[19]

Estamos ante una transformación de grandes dimensiones, Joan Subirats, un catedrático de Ciencia Política lo expresa así: “Estamos en una situación de transición o de interregno entre dos épocas, en la que se constatan discontinuidades significativas entre lo que hacíamos y vivíamos y lo que estamos haciendo y viviendo, si bien no se vislumbra todavía con claridad los escenarios de futuro.” [20]

La muerte de un paradigma trae dentro de sí el amanecer del siguiente pero no se sabe con certeza cuando acaba uno y comienza otro, el tiempo interparadigmático es un tiempo de oscuridad. Me han resultado especialmente iluminadoras para comprender el porqué de tanta oscuridad, las palabras de Boaventura de Sousa Santos: “El pasaje entre paradigmas- la transición paradigmática- es así, semi-ciego e invisible. Solo puede ser recorrida por un pensamiento construido con economía de pilares y habituado a transformar silencios, susurros y resaltos significativos en preciosas señales de orientación”[21]

No es este el momento de desarrollar este tema, lo he hecho en otro lugar,[22] pero sí de hacer alusión a que la emergencia es no solo una situación de peligro y colapso sino también un momento crucial de reconocer todo lo que está emergiendo como novedad y esperanza de un futuro mejor. 

Un nuevo mundo está naciendo pero no nacerá sin nuestra colaboración y quizás no estamos dispuestas a pasar por los dolores de parto que supone alentar su nacimiento. 

Una espiritualidad liberadora en este momento histórico ¿qué puede aportar a la estructura sociopolítica y económica de un país, de un pueblo, de una nación? 

Lo primero consciencia lúcida a esa sociedad de las causas, y mecanismos culturales, educativos, estructuras sociopolíticas, económicas… que crean, sostienen el mundo que tenemos y dificultan la construcción de una sociedad justa donde las desigualdades (de todo tipo) dejen de ser abismales, donde el escándalo del hambre de millones de personas desaparezca, donde no haya necesidad de abandonar el propio país a causa de las guerras, violencias, condiciones de vida infrahumanas, donde se abandone la violencia y la guerra como medio de resolver los conflictos, donde dejemos de destruir no sólo la biodiversidad del planeta sino el planeta en sí mismo, dónde se favorezcan los vínculos sociales y no el odio el enfrentamiento la xenofobia la aporofobia; dónde se apoye socialmente a las víctimas de violencias varias entre otras la violencia de género, dónde se trabaje por una educación (universal y gratuita) que vaya abriendo esa consciencia holística que nos libere del encerramiento mental y por tanto nos capacite para reconocer el valor de todas las culturas, y nos permita sentirnos parte de toda la humanidad, de toda la realidad, de la Misteriosa Trama de la Vida. 

Un sueño imposible? No lo creo, sí hoy por hoy, pero si la mayoría de las personas de nuestra sociedad soñásemos juntas algunos de estos sueños podríamos ir haciéndolos realidad 

Pero no basta la consciencia lúcida, es necesario el empeño colectivo para derogar ese sistema y demoler los mecanismos que lo sustentan. 

La tarea es sin duda ingente y muy variada pero voy a recordar aquí las propuestas que el Papa Francisco hizo en la Evangelii Gaudium, donde nos ofrece unas líneas de discernimiento, como él mismo dice para actuar ante los desafíos del mundo actual. [23]

Después de hacer una breve síntesis de los desafíos actuales [52] nos pide actuar de una manera contundente para que con nuestras palabras y hechos sepamos decir: 

· No a una economía de exclusión y de inequidad (nº.53-54). 

[53] Esta economía mata (es asesina). Una economía basada en el juego de la competitividad y la ley del más fuerte. Es ser humano se convierte en un bien de consumo que puede usar y tirar. Eso genera una cultura del descarte que provoca una exclusión que afecta en su raíz la pertenencia a la sociedad. Los excluidos, no es que sean explotados, sino que son desechos sobrantes. [54] Esta situación da lugar a la globalización de la indiferencia, ya no se nos conmueven las entrañas, el cuidado ha dejado de ser una responsabilidad, parece que esto ya no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia

· No a la nueva idolatría del dinero ((55-56) 

[55]Vamos aceptando pacíficamente el predominio del dinero sobre nosotros y nuestras sociedades. Esto está generando una profunda crisis antropológica: la negación de la primacía de las personas en aras de la adoración del dios dinero. La dictadura de la economía reduce al ser humano a ser un consumidor.[56] Las diferencias y la desigualdad económica es cada día mayor... La deuda y sus intereses impiden a los países hacer viables sus economías. Además la corrupción generalizada, la evasión fiscal se mundializan. El afán de poder y de tener no tiene límite. Todo (personas, medio ambiente, vida del planeta) queda fagocitado por el afán de obtener beneficios. El mercado queda divinizado. 

· No a un dinero que gobierna en lugar de servir(57-58) 

[57] Detrás de esta situación está el rechazo a la ética y a Dios porque ambas realidades relativizan el dinero y el poder. Hoy más que nunca urge una reforma financiera que no ignore la ética.[58]El dinero debe servir no gobernar. Urge una economía y una cultura a favor de la vida. 

· No a la iniquidad que genera violencia y descarte de personas(59-60) 

[59] Mientras no se revierta la exclusión y la inequidad será imposible erradicar la violencia. Mientras se siga excluyendo a gran parte de la población se producirá una inevitable explosión social porque este sistema es injusto en su raíz. La inequidad instaurada en las estructuras genera violencia y muerte. 

[60] El consumo desenfrenado unido a la inequidad genera una violencia que los armas no resolverán jamás. La represión violenta no sólo no resuelve sino que crea más conflictos y cada vez más graves. Tampoco es solución una educación que intente tranquilizar y domesticar. El cáncer social de la corrupción de gobiernos, empresas, instituciones sólo provoca cada vez más irritación y violencia. 

Yo añado: 

· No a unas leyes de extranjería injustas, inhumanas, que provocan no solo exclusión sino miles de muertos. 

· No a los muros físicos que aíslan, excluyen, cierran las fronteras entre países y los muros psíquicos, mentales, existenciales que dentro de cada persona y de las sociedades levantamos. 

· No a los recortes y violación de derechos humanos 

· No al maltrato de los animales y de la tierra. 

· No al machismo, patriarcalismo, sexismo que niegan de hecho la igualdad fundamental entre mujeres y hombres. 

Y así podríamos seguir diciendo no a tantas realidades que necesitamos exorcizar, son realidades que destruyen, matan, hieren la dignidad de las personas. 

También el Papa Francisco nos hace una llamada angustiada y urgente a salvar el planeta Tierra, [24]para ello nos pide también decir: 

· No a una economía ecocida y asesina [17-52] que está destruyendo nuestra Casa común, provocando un cambio climático que amenaza al planeta entero, una contaminación del agua y del aire que hace inhabitable muchos espacios vitales, que deteriora sistemáticamente la vida humana, provoca una profunda degradación social y una iniquidad insoportable. Quienes más sufren esta degradación son los países empobrecidos ampliando la exclusión, el descarte y las muertes prematuras. Por ello es urgente “escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”.[49] 

· No a una política y una información sometida al poder del dinero. El interés económico prevalece sobre el Bien común y se manipula la información para no ver las consecuencias de los proyectos que destruyen el planeta. [54], para justificar el actual sistema financiero, [56] ocultando que el agotamiento de recursos fundamentales favorecerá, ya está pasando, escenarios de guerras, “disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones”[57]. Ese comportamiento dice el Papa muestra que la “degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas” [56] 

· No a la indiferencia cómplice. El Papa pone de relieve la debilidad de las reacciones tanto políticas como sociales ante problemas tan graves y acuciantes. Reconoce que en algunos países hay avances en la lucha contra la expoliación del planeta, y la lucha contra las varias contaminaciones, [58] que en muchos casos hay más sensibilidad ecológica entre la población pero “no alcanza a modificar los hábitos dañinos de consumo” [53] y con mucha contundencia afirma : “Si alguien observase desde fuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante comportamiento que a veces parece suicida” [55] 

· No al negacionismo de este gravísimo problema. Con mucha lucidez en la encíclica Francisco pone de relieve que ante crisis profundas que requieren decisiones valientes, la tentación es negar que está pasando lo que está pasando porque con esa negación o evasión nos justificamos para seguir con nuestro estilo de vida, producción, consumo. Este mecanismo es autodestructivo: no ver la gravedad de los problemas, no luchar para reconocerlos, postergar las decisiones urgentes, actuando como si nada ocurriera. [59] 

No son menores los desafíos culturales que nos piden discernimiento y actuación urgente[25], muchos de ellos consecuencia tanto de la globalización e imperio del sistema neoliberal tecnológico vigente, como de la profunda crisis espiritual de la humanidad que conlleva crisis ética, crisis de sentido, crisis de humanidad, crisis religiosa. 

Saber decir no con palabras y hechos a la llamada urgente del Papa Francisco, y de tantos líderes religiosos, de tantos movimientos sociales, plataformas, ONGs, a tantas personas profesionales muy variadas que hace tiempo nos están alertando de estos graves problemas nos supondrá cambios urgentes en nuestra manera personal y social de situarnos ante el grave momento que estamos viviendo, 

Quizá necesitamos seguir gritando que no hay posibilidad de construir un mundo más justo y por ello pacificado, una sociedad más fraterna, abierta, no excluyente, si no somos capaces de liberarnos de los mecanismos que construyen y sostienen ideológica, socialmente, política y económicamente esas estructuras. 

Una espiritualidad liberadora no solamente trabaja por liberar de todos los mecanismos que dificulta vivir un mundo justo, en paz, diálogo, equidad y cuidado de la vida sino que también hace posible y despliega todas las posibilidades que hay en la sociedad. 

Es mucha la riqueza que hay ya en nuestras sociedades pero es necesario conocerlas, favorecer la liberación y unión de todas esas fuerzas. Eso supondría que los colectivos, movimientos, asociaciones, partidos políticos, religiones todos a una, pudiésemos trabajar para favorecer el Bien Común. Eso supone entre otras muchas cosas renunciar al mecanismo pagar-perder (unos ganan a costar de otros) sino vivir el ganar-ganar [26] para todas las personas de esa sociedad, para toda la vida del planeta. Ese es el sueño y la propuesta que nos hace Guillermo Sullings [27] con una metodología y unos pasos pedagógicamente muy bien estructurados. 

La ciudadanía tenemos que hacernos conscientes de nuestra responsabilidad sociopolítica y también de nuestro poder. En definitiva asumir la responsabilidad de no dejar la construcción y cuidado de la polis en manos de partidos políticos, que sin duda hoy por hoy son imprescindibles, ni de los políticos profesionales. 

No se nos puede olvidar que lo grandes cambios a favor de la sociedad, a favor de los que peor lo están pasando a lo largo de la historia, han venido de abajo, de la sociedad organizada, de la sociedad formada, de la sociedad que reclama cambios y que no se conforma con votar cada tres o cuatro años y dejar de ejercer el control absolutamente imprescindible de qué pasa con los bienes comunes, en qué se utilizan, para que se usan. Una sociedad que no castiga la corrupción y las mentiras con sus votos, que no se pone en pie protestando por leyes injustas inhumanas como la Ley de Extranjería por ejemplo no es una sociedad que libera lo mejor de su humanidad y por tanto está lejos de vivir una espiritualidad liberadora. 

2.3- LIBERACIÓN RELIGIOSA 

Tenemos mucha necesidad de liberar las religiones de fanatismos, dogmatismos, moralismos, ritualismo, espiritualismos, paternalismos, patriarcalismos, dualismos, infantilismos…¡Tantos ismos!. 

También necesitamos liberarlas de miedos, control, poder, riquezas, de creencias falsas y/o no reformuladas para nuestro presente, liberarlas de la creencia de poseer la verdad, el dios verdadero, el único camino… para descubrir que todas son caminos que intentan conducirnos al encuentro con la triple manifestación del Misterio: el misterio profundo que somos cada persona, el misterio reverencial que es el ser humano, el sorprendente misterio que es la vida y el cosmos y en todo ello poder contemplar esa Presencia en la que todo es, esa presencia que es la Trama de la vida, esa presencia en la “que vivimos, nos movemos y existimos”[28], se le llame cómo se le llame. 

Somos muchas las personas que soñamos con que algún día pueda llegar a ser verdad que todas las personas creyentes del mundo seamos testigos transparentes del Dios Amor Liberador en el que creemos porque lo hacemos hace visible, y por ello creíble, a través de nuestros cuerpos. 

¿Cómo? 

Viviendo nuestras experiencias religiosas como llamada imperiosa a trabajar por una paz fruto de la justicia, por desterrar las insoportables desigualdades, por la humanización creciente, por el cuidado y defensa de nuestra Casa Común. 

Como encuentro hondo y profundo con Dios (más allá de los nombres) no sólo en el silencio contemplativo, sino en la trama de la vida, en las realidades cotidianas, en cada una de las personas, en cada ser que vive y es. 

Fundamentalmente viviendo lo único esencial, y común a todas las religiones, que es el amor en sus diversas manifestaciones y formas según las diversas culturas y creencias. 

3- LIBERACIÓN ¿CÓMO? 

Mucho está dicho ya, y no hay recetas válidas para todas las situaciones y personas, pero voy a señalar algunos de los cómos menos expresados pero que están implícitos en mi comunicación. 

· Una palabra que he estado repitiendo continuamente y que para mí es imprescindible en cualquier proceso de crecimiento de liberación es la palabra consciencia lúcida[29], tanto de la realidad personal como social política y estructural 

Consciencia lúcida de las ataduras que nos esclavizan, personal y socialmente, cuáles son, donde tienen su origen, cuál es su poder y por qué nos dejamos esclavizar. Lucidez para descubrir las causas de las estructuras opresoras de nuestro mundo que provocan tantas personas descartadas, excluidas, desplazadas forzosamente, hambrientas. Consciencia a cerca de los mecanismos de sustentación y difusión de las ideas que sustentan esas estructuras injustas, y de los mecanismos de manipulación que utilizan los poderes establecidos para esclavizarnos, atemorizarnos, impedir nuestra movilización. 

· Una consciencia lúcida necesita tiempos de silencio y profundidad. No es posible acceder a lo qué pasa, por qué pasa lo que pasa y cuáles son sus consecuencias, sin tiempos de silencio, de reflexión y estudio, de mirada a la hondura. A la hondura personal, social, estructural. 

· Aprender a perderle miedo al miedo. El miedo es una emoción muy importante que nos avisa cuando hay un peligro real para poder prepararnos para afrontar ese peligro o evitarlo. Nos hace humildes y cautos, no lo podemos todo. Pero también es una emoción muy peligrosa porque es la que más puede paralizarnos. Es la emoción que manejan con mucha destreza los poderes establecidos para manipularnos. Nada temen más quienes detectan el poder que a personas libres del miedo. Perderle miedo al miedo no es dejar de sentir miedo sino no permitir que sea el miedo el que decida nuestras conductas, sino que sea nuestra libertad 

· Pero no basta ver con lucidez además es imprescindible dejar que se conmuevan nuestras entrañas. La conmoción de las entrañas, supone capacidad de empatía, capacidad de sentir dentro nosotros lo que las otras personas sienten. Necesitamos sentir en lo más profundo de nuestras entrañas el inmenso dolor de tantos millones de personas, de tanto maltrato animal, de tanto atentado contra toda vida. No es una simple conmoción o compasión emocional es una experiencia más profunda que se hace movimiento. 

· Miseri-cordia operativa. La conmoción de las entrañas es paso imprescindible para que toda nuestra persona se ponga en movimiento para tratar de ayudar, aliviar, curar, protestar, denunciar, actuar para curar, aliviar, liberar… 

· Esperanza activa. Esa pequeña esperanza de la que nos habla Pegy o el principio esperanza de Blog, es imprescindible para movilizarnos. No nos movemos a hacer algo si no tenemos esperanza de que algo se puede cambiar, de que algo puede ser mejorado. Una esperanza activa que mientras espera y confía pone todo el esfuerzo personal y colectivo por conseguir aquello que se espera. Por eso es muy importante repetirnos que otro mundo es posible e imprescindible. 

4- LIBERACIÓN AL "AIRE" DE JESÚS DE NAZARET. 

Todo lo que acabo de decir, profundamente humano y profundamente espiritual, puede deducirse de lo que los evangelistas narran de Jesús.[30]

Yo haría algunos subrayadas que tienen más que ver con el desde donde parece actuar Jesús. 

La mayoría de los evangelistas nos narran una experiencia nuclear en su vida, lo hacen en un lenguaje epifánico y mítico. Jesús, como buen judío acude al rio Jordán a dejarse bautizar por Juan, y allí vive una experiencia que le cambia la vida. Debajo de la voz, la nube, y la reacción de Juan el Bautista hay algo fundante para Jesús, descubre quién es él y quien es el Dios en el que cree. 

Se descubre hijo amado en quien Dios se complace, no por sus obras sino porque Dios es Abba.[31] Un Dios de amor incondicional. 

A partir de ese momento todo cambió en su vida, los evangelistas nos dicen que se retira al desierto, lugar simbólico de la soledad y en encuentro con Dios. Necesita tiempo para asimilar la experiencia y para descubrir toda la hondura de ese descubrimiento. Lo más profundo de su ser, su última verdad es que él es Relación amorosa, en su lenguaje hijo amado. Una realidad que ya nada, ni nadie le puede arrebatar. 

En su tiempo de desierto irá profundizando en esa experiencia que hoy llamamos mística, y cae en la cuenta de que eso que él es, por puro amor gratuito, lo son todas las personas. Por eso a partir de ese momento ya no puede vivir sino es para proclamar esa Buena Noticia del amor incondicional de Dios, de un Dios Relación Amorosa que nos constituye a todas las personas en hijas, hijos, hermanas y hermanas. 

La experiencia debió ser tan potente que trastocó su vida, su persona, sus planes. Toda su persona quedó alcanzada por ese Amor y por la pasión de hacer verdad, lo que él denominó el “Reino de Dios”. Que Dios reine significaba que se hace verdad que somos una única familia cuyas relaciones sólo pueden ser de filiación y fraternidad. 

Esa experiencia de Unidad debió ser tan potente que los evangelistas, muchos años después, ponen en boca de Jesús palabras tan contundentes como “El Padre y yo somos uno”[32], “Quien me ve a mi ve al Padre”[33], Lo que hagáis a los demás a mí me lo hacéis”[34]. Ahí radica el secreto de su profunda libertad, esa fue la roca firme en la que asentó su identidad, una identidad que nadie ni nada podrá arrebatarle nunca.[35]

Desde ahí se entiende mejor que Jesús ya no podrá ver y permanecer pasivo ante toda discriminación, exclusión, esclavitud, injusticia. 

Sólo tenemos que leer los evangelios desde esta clave para descubrir la profunda libertad de Jesús, señal de que había superado el miedo. Su pasión liberadora le llevó a trastocar no sólo la imagen de Dios sino el modo de entender qué era lo esencial en la relación con Dios, cuál era la clave del Reino. La parábola del buen samaritano como respuesta a la pregunta de qué es lo esencial para entrar en el Reino de los cielos, lo deja meridianamente claro.[36]

Jesús con sus palabras y hechos quiso poner de relieve que creer en Dios no era compatible con ninguna discriminación, esclavitud, exclusión 

Un ejemplo entre muchos que podríamos poner. En el tiempo de Jesús el buen judío recitaba una oración muy significativa: te doy gracias Señor, porque soy varón y no mujer, porque soy judío y no pagano, porque estoy sano y no enfermo, porque soy justo y no pecador. Esa oración era una manifestación de quiénes estaban en el centro de la vida religiosa de Israel, (los varones, judíos, sanos y justos) y quienes estaban en la periferia (mujeres, paganos, enfermos, pecadores). Jesús descentra por completo esa concepción y hace de las “periferias” de su época su centro. Y lo grave es que cuando le preguntan “¿Tú con qué autoridad haces esto? Contesta porque así es Dios, un Dios de amor incondicional que hace salir el sol sobre buenos y malos sobre justos e injustos.[37] Por algo fue acusado de blasfemo y se ganó el insulto y el descrédito.[38] Las parábolas de la misericordia expresan con toda claridad su concepción y experiencia religiosa[39]

Los evangelios, que no suelen hablar de los sentimientos de Jesús utilizan 7 veces el verbo “splagxnizomai”, se le comnueven las entrañas aplicado a Jesús [40], e inmediatamente ponen de relieve que él se moviliza para poner todo lo que pueda al servicio de la sanación, de la liberación, de lo que las personas, los colectivos o su pueblo necesiten. 

¿Qué significaría vivir una espiritualidad liberadora al “aire” de Jesús? 

Entre otras cosas hacer verdad aquí y ahora ser personas seguidoras de Jesús. El evangelista Marcos de una manera sintética lo expresa así: “Jesús llamó a los que quiso…para estar con él con poder para expulsar demonios”[41]. Entendiendo por “demonios” todo lo que impide o dificulta la vida, lo que paraliza la construcción de una comunidad de iguales, una familia, la humanización creciente…es una buena imagen de la llamada, a quienes queremos ser personas seguidoras de Jesús, a pasar por la vida liberando. 

Vivir a “su aire” es hacer verdad en nuestra vida los signos liberadores de Jesús. Se trataría de ir por la vida colaborando en: 

· Favorecer que personas ciegas, a su propia verdad, a la verdad de la realidad, a la verdad del misterio de Dios puedan abrir los ojos y mirar. 

· Ayudar a abrir los oídos al clamor de la humanidad sufriente, a los cantos de alegría de las conquistas personales y sociales que traen liberación 

· Liberar la boca de quienes no se atreven a decir su palabra, no arriesgan a denunciar las injusticias y anunciar la Buena Nueva. 

· Enderezar a tantas mujeres encorvadas por los demonios del sexismo, machismo, patriarcalismo que no les permite reconocer su verdadera talla, ni mirar al horizonte con esperanza. 

· Sanar tantas manos secas incapaces de dar, acariciar, compartir, levantar…para que junto a otras manos ya liberadas puedan tejer el manto de la solidaridad y la justicia. 

· Liberar de camillas y camas a tantas personas paralizadas por el miedo, la desidia, la desesperanza, la impotencia…para que puedan descubrir que pueden andar por si mismas, que pueden dirigir sus pies en la dirección elegida, que pueden caminar, manifestarse, danzar…para cooperar en el amanecer de un mundo nuevo. 

· Incluso ayudar a quitarse las vendas a tantas personas que se creen muertas y sólo están dormidas esperando que alguien les conmine a salir de sus sepulcros y recuperar la vida. 

· Por último, ayudarnos mutuamente a caminar por la vida liberándonos de nuestros demonios personales y sociales para mostrar cómo se puede ser persona “con el espíritu a flor de piel” y por tanto descubriendo que nuestra identidad abarca a toda la humanidad, a toda la creación. 

Si esto lo hiciésemos verdad seguramente nos pasaría lo que le pasó a Jesús, que quienes viven cerca de nosotras dirán, “lo que hemos visto, oído, tocado con nuestras manos es que el Dios de los cristianos es un Dios Amor-Liberador y merece la pena creer en Él y ,como Jesús de Nazaret, apasionarse con su sueño. 

Que así sea. 
















[1] He explicitado qué entiendo por una espiritualidad para el momento presente en MARTÍNEZ OCAÑA, (2014,2ª) E., Espiritualidad para un mundo en emergencia, Narcea, 


[2]Cfr. MARTÍNEZ LOZANO, E., (2012) Vida en Plenitud. Apuntes para una espiritualidad transreligiosa, Madrid, Ed. PPC, pp. 7-12; 25-35 


[3] Casaldáliga, P. – Vigil, J.M., (1993), Espiritualidad de la liberación, San Salvador, UCA, p. 23; Igual acepción se encuentra en Galilea, S. (1985), El camino de la espiritualidad, Bogotá, Ed. Paulinas, p. 26 




[4]Sobrino, J., (1990) "Espiritualidad y seguimiento de Jesús" en Mysterium Liberationis T II, Madrid, Trotta, p. 450 


[5]BOFF, L. (2003) La voz del arco iris, Madrid, Ed. Trotta, p.123 


[6] El primero en hablar de la inteligencia espiritual fue ZOHAR, Danah en el año 2000. ZOHAR, D., E - MARSHALL, I.( 2001) Inteligencia espiritual, Plaza Janés, entre los escritores españoles destaca TORRALBA, F., con su obra (2014) Inteligencia espiritual ,Plataforma Actual, que lleva 6 ediciones. 


[7] WONPNER, F., (2008) Inteligencia holística, Universidad de los Lagos, inteligencia holística”. “Este tipo de inteligencia se basa en el uso constructivo de puntos de vista alternativos y en evolución de la realidad y de las formas múltiples de conocer, no se limita solamente a los aspectos intelectuales y reduccionistas de un problema sino que se goza en la complejidad y enriquece todas las relaciones o implicancias que están presentes en él. Se platea también la hipótesis de que la inteligencia holística está relacionada con el uso simultáneo de ambos hemisferios cerebrales y que, en el ámbito del desarrollo de las personas, se puede estimular este tipo de inteligencia con ejercicios que combinan el uso de ambos hemisferios cerebrales alternadamente. Quien lleva ya varios años profundizando en este tipo de inteligencia y cómo educarla es GALLEGOS NAVA, R. .. (2001) La Educación del Corazón. Doce principios para las escuelas holistas. Ed.Fundación Internacional para la Educación Holista. Guadalajara, México. . (2001) Una visión integral de la educación. El corazón de la educación holista. Ed.Fundación Internacional para la Educación Holista. Guadalajara, México. (2003) Aprender a Ser. El nacimiento de una nueva conciencia espiritual. Ed. Fundación Internacional para la Educación Holista. Guadalajara, Méxi0; (2003) Pedagogía del Amor Universal. Una visión holista del mundo. Ed. Fundación Internacional para la Educación Holista. Guadalajara, México 


[8] CERVANTES, C., (ed.) (2015) Espiritualidad y política, Kairós, p.9 


[9] He desarrollado ampliamente este tema en MARTINEZ OCAÑA, E., (2009) Cuerpo Espiritual, Narcea. 


[10] Matemática y profunda conocedora de la Conciencia humana, conocida sobre todo en nuestro país por una entrevista cuyo sugerente título es: “El corazón tiene cerebro” (Entrevista realizada por Ima Sanchís a Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia en “La Contra” de La Vanguardia, 26 marzo 2012). 

Son muchas sus publicaciones donde desarrolla su pensamiento, pero para este tema contamos con dos libros traducidos al español: La libertad de ser, (1998) Traducido en 2012, Ed. Luciérnaga y para mí el más interesante El maestro del corazón (2007) Traducido en 2010, Ed. Valinor Annie Marquier. 


[11] Es mucha la bibliografía tanto espiritual como de física cuántica que nos repiten por activa y por pasiva esta afirmación, gran parte de esta bibliografía, y una síntesis de esta profunda verdad de nuestro ser lo he desarrollado en MARTÍNEZ OCAÑA, E.,(2012) Te llevo en mis entrañas dibujada, Narcea, pp. 23-80 


[12] Desde la década de los 90 se ha ido publicando una gran variedad de obras, que desde diversas áreas del saber confluyen en esta misma afirmación: la certeza de que lo que constituye la fuerza esencial en el proceso evolutivo es la pan-relacionalidad. Destaco algunos títulos: Bhom, D., (2005) La totalidad y el orden implicado, Barcelona, Ed. Kairós; CAPRA, F., STEINDEL-RAST, D., Y MATUS, T., (1994) Pertenecer al universo. Encuentros entre ciencia y espiritualidad, Madrid, Ed. Edaf; (1996) La trama de la vida, una nueva perspectiva de los sistemas vivos, Barcelona, Ed. Anagrama; Küng. H., (2007), El principio de todas las cosas. Ciencia y religión, Madrid, Ed.Trotta; Polkinghorne, J., (2000) Ciencia y Teología. Una introducción, Santander, Ed. Sal Terrae; (2007) Explorar la realidad. La interrelación ciencia y religión, Santander, Ed. Sal Terrae; Wilber, K., (1987) El paradigma holográfico. Una exploración en las fronteras de la ciencia, Barcelona, Ed. Kairós; (1991) Los tres ojos del conocimiento. La búsqueda de un nuevo paradigma, Barcelona, Ed. Kairós; (1997) Breve historia de todas las cosas, Barcelona, Ed. Kairós; (2006) La pura conciencia del ser, Barcelona, Ed.Kairós. Cfr AA. VV.(2010) La espiritualidad a debate. El estudio científico de lo trascendente, Ba 


[13] BOFF, L.,(2013) “El ser humano como nudo de relaciones totales”, Columna semanal de Leonardo Boff, www.servicioskoinonia.org/boff/2013-07-21 


[14] Cf Is.58,7 


[15] Gn 2, 23 


[16] Es mucha la bibliografía sobre el mundo emocional y la educación de la inteligencia emocional, pero yo recomiendo, para una lectura sencilla y profunda de todo lo que las emociones pueden enseñarnos y de cómo integrarles el libro de LEVI, N.,(1999) La sabiduría de las emociones, Plaza Janés, Debolsillo. 


[17] MARINA, E.,(2005) La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez, Anagrama. 


[18] Qué quiero decir con esta frase lo explicito en MARTINEZ OCAÑA, E., (2014) Buscadores de felicidad, Narcea, pp. 23-42 y en (2012)Te llevo en mis entrañas dibujada, Narcea, pp. 25-48 


[19] Desde hace tres años un grupo de personas de diversos países, especialidades y sensibilidades hemos puesto en marcha un grupo informal, fundamentalmente on-line para ayudarnos a comprender los cambios tan profundos que estamos viviendo y cómo afectan a nuestra vida cotidiana, a la ciencia, a las religiones de un modo especial a la católica, a nuestra concepción de la vida, al modelo de humanidad que emerge…y el material muy rico intercambiado lo hemos puesto a disposición de todas las personas que estén interesadas en ello, para acceder https://paradigmasemergentesblog.wordpress.com/participa/


[20] SUBIRATS, J., (2012), ¿Nuevos movimientos sociales para una Europa en crisis? Enlace: http//eurobask.org//ficheros FTP/LIBROS/UNIVERSITAS, pdf. Sobre lo impredecible de este tiempo en que vivimos recomiendo el excelente libro de FONTANA, J., (2013), El futuro es un país extraño. Barcelona, Ed. Pasado y Presente 


[21] De SOUSA SANTOS, B., (2003), Crítica de la razón indolente, Bilbao, Ed. DDB, p.13. Los subrayados son míos. 


[22] MARTINEZ OCAÑA, E. o.c., Espiritualidad para un mundo en emergencia 


[23]PAPA FRANCISCO, Evanglii, Gaudium,, 24, Noviembre, 2013, C II : En la crisis del compromiso comunitario [52-60] 


[24] Papa Francisco, Encíclica Laudato sí, 24 de mayo, 2015 


[25] Pero no tengo ya espacio ni tiempo para afrontarla. 




[27] SULLINGS, G., (2017) Encrucijada y futuro del ser humano. Los pasos hacia la Nación Humana Universal., Ed. León Alado. 


[28] Hechos 17, 28. 


[29] He hablado todo el tiempo de consciencia no de conciencia. Para mi es importante distinguir conciencia de consciencia que hace alusión a la lucidez de la experiencia, la conciencia supone un juicio valorativo bien mal, que a veces puede dificultar la lucidez y la consciencia. Lo mismo que nos cerramos cuando nos sentimos juzgados y criticados por lo demás ese mecanismo también funciona internamente nos cerramos a la lucidez de nuestra verdad cuando en vez de darnos cuenta que pasó por qué pasó desde donde pasó que había debajo qué necesidades e intereses qué conflictos ponemos etiquetas nos vinimos o nos castigamos o enseguida bueno o malo antes de enterarnos de todo lo que ha pasado para que eso sea como es por una 


[30] Por supuesto que está claro que no podemos hacer una lectura de los evangelios como narraciones históricas de la vida de Jesús pero hay ya mucha investigación sobre lo que sí se podría atribuir al Jesús histórico. Mi inspiro sobre todo en el excelente libro de PAGOLA, J.A., (2007)Jesús. Aproximación histórica,PPC 


[31] Mc 1, 9-11 


[32] Jn 10, 30 


[33] Jn 14,9 


[34] Mt 25, 40 


[35] He ampliado estas afirmaciones en MARTÍNEZ OCAÑA, E., o.c. Buscadores de Felicidad, pp 37-39; 127-129 


[36] Lc 10, 25-37 


[37] Mt 5,45 


[38] El escándalo que provocó Jesús en su trato con los “indeseables” de su tiempo lo expresan bien los sinópticos: “¿Qué es que come con publicanos y pecadores?”(Mc 1,16) y esas conductas provocan escándalo y descrédito “Ahí tenéis a un comilón, borracho y amigo de pecadores” (Lc 7,34; Mt 11,19) 


[39] Lc 10 


[40] Mc 1, 41; 9,22; Mt 9,36; 14,14; 15,32; 20,34; Lc 7,13. Para un estudio detallado de este verbo cf. ESTEVEZ, E., “ Significado de splagxinizomia en el Nuevo Testamento” en Estudios Biblicos 48 (1990) 541ss. 


[41] Mc 3,7