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Entrevista revista "Utopía"

Urge vivir una espiritualidad política desde lo común.

Buscadora incansable, apasionada por hacer verdad ese sueño de Jesús por un mundo más justo, esta “joven” teóloga es Licenciada en Historia y Teología Espiritual, Psicoterapia individual y de grupo, especialidades a las que, desde hace más de veinte años, dedica gran parte de su tiempo, así como a orientar encuentros de silencio, meditación y talleres de integración psicoespiritual.

Pertenece a la Institución Teresiana y forma parte del Equipo de Reflexión Psicológica de CONFER. Es miembro de la Asociación de Teólogas Españolas, de Mujeres y Teología y de los Círculos de Espiritualidad Progresista de PODEMOS. Tiene varios libros publicados en la editorial Narcea, y del último, “Es tarde pero es nuestra hora”, puedes ver una breve recensión, en este mismo número de UTOPÍA.

Entrevista de Luis Ángel Aguilar Montero

Yo conocí a Emma hace bastantes años en las semanas andaluzas de teología y en los encuentros de las CCP y, desde el primer momento, ya me enamoraron esa dulzura cuasilatina, la esperanzadora paz que transmite, su comprometida fe en Jesús de Nazaret y, cómo no, su sempiterna sonrisa.

Después, compartimos otros proyectos, grupos de reflexión, nuevos paradigmas, etc. Y más tarde, llegó a PODEMOS, donde también trabajamos juntos por ampliar los círculos de espiritualidad progresista, y por seguir aunando espiritualidad y compromiso político. ¿Mande? Sí, como lo oyen. Que eso de fe y política nunca fue entendido por mucha gente, sobre todo si hablábamos de políticas de izquierdas.

Se formó en la Teología de la Liberación con Gustavo Gutiérrez y trabajó diez años en Colombia y Perú la educación y formación de agentes pastorales laicos;  sigue trabajando en varios países de América Latina. Ejerció la docencia en la Universidad Pontificia de Comillas y en el salvadoreño Centro de Teología Óscar Romero.

Por eso la entrevistamos ahora, para entender más todas estas cuestiones, justo cuando hablamos de espiritualidad y política

Emma, ¿puede hablarse con propiedad de una “espiritualidad de lo público”? 

Seguramente, pero a mí me gusta más formularlo como “espiritualidad de lo común”. Es decir, una espiritualidad que defienda el Bien Común, así, con mayúsculas. La espiritualidad, como yo la entiendo, o es defensa de “lo común” o puede ser un mero espiritualismo.

"Una espiritualidad para un mundo en emergencia" Entrevista en Religión Digital.



(José Manuel Vidal).- Emma Martínez Ocaña es una laica teresiana, de la Asociación Teresiana Pública de Fieles. "Unos célibes, otros casados, otros viudos... Todos los miembros somos cristianos laicos". Acaba de publicar en Narcea "Espiritualidad para un mundo en emergencia". Experta en Teología pastoral y en psicología de la Religión, con reconocido prestigio como terapeuta y "maestra de espiritualidad", aunque el término no le guste.

¿Cuál es tu caso, como teresiana?
Yo soy laica consagrada, tengo opción de celibato y mayor disponibilidad para lo que la institución necesite. La opción prioritaria de los casados es su familia. Pero estamos convocados por la misma misión, el mismo estatuto y reglamentos diversos comunes, aunque nuestras libertades sean diferentes...

Licenciada en Historia y en Teología Pastoral, laica de la institución teresiana, fue profesora de Psicología de la Religión y sobre todo es muy conocida como psicoterapeuta experta en ejercicios espirituales, como maestra de espiritualidad... Lo que se llama ahora "coaching" espiritual. ¿Cómo te sientes en ese papel de guía espiritual?
Yo creo que es un poco pretencioso decir que soy maestra de nada. El nombre que me gusta, aunque quede más pedante, es el de mistagoga. La que ayuda a introducirse en el misterio, porque previamente ella ha intentado entrar. En el misterio de Dios, en el misterio de la fe, en el misterio del ser humano... Creo que lo que se hace es que uno puede ayudar porque recorre ese camino un poco antes. Para que otros también lo recorran. Pero no creo que sólo por experiencias podamos ser maestros de los otros.

Ya decía Jesús que sólo hay un maestro... De todas formas, lo tuyo me suena a lo que clásicamente llamábamos padre o madre espiritual. 
Claro, porque, exactamente, eran acompañantes en la espiritualidad. Alguien que intenta introducir y acompañar en ese camino. Yo también he tenido muchos acompañantes y les estoy muy agradecida. Les debo mi crecimiento espiritual.

El corazón tiene cerebro

                                                                             
    Entrevista realizada por Ima Sanchís a Annie Marquier, 
matemática e investigadora de la conciencia 
en “La Contra” de La Vanguardia, 26 marzo 2012.


Que el corazón tiene cerebro es una metáfora, ¿no?

No. Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.

¿Es inteligente?

Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza.

Primera...

La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.

¿Significa eso que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar?

Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones.

Segunda conexión...

La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores. Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.

Tercera...

La comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.


Cuarta...

La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico.

Conversaciones en el foro Gogoa. Entrevista



Emma Martinez Ocaña: "Nuestra cultura se puede evaluar por cómo vivencia al cuerpo humano"

Hablar, como usted hace, de "cuerpo espiritual" ¿no es una paradoja?

Parece una paradoja, sí. Todavía hay mucha gente que identifica la espiritualidad con algo inmaterial o intemporal. Pero lo espiritual no es lo contrapuesto a lo material. "Ser espiritual", para mucha gente, sigue siendo dedicarse a cosas como la oración o el culto, pero no a la política y a la economía, ni a cosas cotidianas como hacer la comida, limpiar la casa, atender a los hijos y ancianos, ni a la lucha por la supervivencia, ni al esfuerzo por transformar este mundo, ni a la búsqueda de felicidad y el descanso necesario.

¿Qué herencia cultural hemos recibido?

Muchas personas fuimos educadas, dentro de la religión católica, en una visión dualista, negadora de la bondad del cuerpo, de la sexualidad y del placer. ¿Puede sorprendernos que, ante esta negación, por la ley del péndulo, en muchos casos, hoy estas realidades se hayan convertido en ídolos, o en pura trivialidad? Pero, podemos ir más allá: Un sociólogo contemporáneo dice que una cultura puede ser evaluada por cómo se vivencia en ella el cuerpo.

¿Nuestra cultura sobre el cuerpo humano merece crítica?

Cuando en Occidente hablamos de "cuerpo", no nos damos cuenta de que la inmensa mayoría de los cuerpos de nuestro mundo no son cuerpos de piel blanca, bien cuidados y alimentados. La mayoría de los habitantes de nuestro planeta sufre en su cuerpo por hambre, desnutrición, desasistencia, tortura, o diferentes formas de explotación y tráfico. Todo ello pone en cuestión una cultura de la satisfacción de nuestras necesidades corporales. Está bien dar la bienvenida a los avances tecnológicos que permiten cuidar el cuerpo, pero hemos de estar alerta ante los riesgos de una biomedicina obsesionada por un cuerpo perfecto, joven y siempre sano. Crecen la anorexia y bulimia, y también las operaciones de estética. ¿Estamos haciendo del cuerpo un ídolo? El saber vivir, ¿no tendrá también que ver con la manera de afrontar con elegancia los achaques, los límites de la edad y de nuestro cuerpo? ¿No habrá primero que sostener y socorrer a tantísimos cuerpos maltratados y hambrientos?

Entrevista a Javier Melloni


"Me apasiona todo aquello que contenga Verdad, Belleza y bondad, venga de donde venga y vaya hacia donde vaya, porque todo proviene de la misma Fuente.” 

JAVIER MELLONI, Teólogo, Antropólogo y Jesuita: Experto en diálogo interreligioso.
Entrevista realizada por <De tots els Colors>: Elena Lorente Guerrero.

Nací en Barcelona en 1962 como cuarto hijo de cinco hermanos, de padre italiano y madre catalana. Entré en la Compañía de Jesús a los dieciocho años y desde entonces la semilla que se plantó en este terreno fértil ha ido creciendo. No hubiera crecido tanto en otro lugar y por ello amo la tierra que me nutre. Es abierta, le toca el sol y hay una simpática diversidad de especies que convivimos con mutuo respeto. 


¿Cuándo supiste que Dios era tu camino? 


Se manifestó a los catorce años en forma de un Amor incandescente. Irrumpía a ráfagas en mí y me llamaba a entregarme del todo a ese Fuego. Amor pedía amor para dar combustible a esas llamas. 


¿Cómo ha ido evolucionando tu fe a lo largo de estos años? 


De un modo paulatino e irreversible. Estudié primero antropología y ello me sacó de mi eurocentrismo y y también de mi cristianocentrismo. Empecé a vislumbrar sabidurías que complementaban a la nuestra sin oponerse entre ellas. Tenía la impresión de que comenzaban donde en Occidente habíamos acabado. Pero la experiencia definitiva fue la estancia de nueve meses que pasé en la India hace ahora doce años. Nueve meses: el tiempo de una nueva gestación y la ocasión de un nuevo nacimiento. La India supuso encontrarme con una civilización milenaria cuyas alturas espirituales llegan a los Himalayas. Yo conocía los Pirineos y los Alpes, pero no había sospechado que pudiera haber nieves tan puras y valles tan profundos. Pobreza y riqueza significan allí cosas muy diferentes que en Occidente, sin negar que tienen que resolver problemas sociales muy serios.