Sábado Santo 2020: De noche esperando el amanecer


Es de noche, la noche de la impotencia, la injusticia, la desolación. Noche de la muerte injusta en soledad. Noche precedida de las traiciones, el griterío amenazante, el linchamiento cruel y mentiroso. Noche de las esperanzas rotas, del miedo que provoca parálisis, huida, cerrazón de puertas mentales y emocionales.

La noche incomprensible del “silencio”, “ausencia”, “inacción” de Dios tal como lo esperamos.

La noche de un proyecto compartido de justicia y fraternidad.

Una noche oscura donde cuesta ver salidas, futuro, una noche amenazante cargada de dolor y muerte.
La noche de las preguntas sin respuesta: ¿por qué? ¿cómo puede estar pasando esto? ¿dónde está Dios? 

La noche de una crisis radical porque afecta a la raíz de nuestras esperanzas tecnológicas, de nuestra falsa omnipotencia y prepotencia, de la fantasía de nuestro individualismo in-dependiente.

Pero sabemos que la noche, por larga y oscura que sea, deja paso al amanecer y mientras esperamos que amanezca, miramos al cielo y descubrimos estrellas, que no acaban con la noche pero la hacen más llevadera.
                                                  
Hoy como ayer en medio de la noche brillan estrellas que muestran lo mejor del ser humano: solidaridad, solicitud y cuidado, protección, gratuidad y entrega, palabras y cantos, aplausos y mensajes, reconocimiento de lo que realmente es valioso en la vida, consciencia cada vez más lúcida de las causas de ultimas de esta noche y por tanto luz para poder cambiar.

“Ayer” antes del amanecer, siendo aún de noche unas mujeres acudieron al sepulcro desafiando el confinamiento, la losa, la prohibición…salen para poder ofrecer el bálsamo del cuidado, del amor y la ternura.

Hoy estrellas de manos samaritanas alivian, acompañan, despiden, embalsaman, enseñan, protegen… permiten que la vida siga fluyendo a pesar de todo.

El silencio y la soledad nos permiten descubrir estrellas ocultas en palabras esperanzadas del Nazareno: el grano de trigo que, cuando parecía que iba a morir enterrado, brota en vida nueva; la sal que parece que desaparece pero sala, cura, preserva, la semilla que desde lo profundo de la tierra crece sola agradeciendo los nutrientes de la tierra, la vida se gana cuando se reparte y se entrega.

Las estrellas de las certezas fundantes: “los muchos ríos no pueden apagar el amor…porque el amor es más fuerte que la muerte.” No lo busquéis entre los muertos porque está en la vida, mejor aún ES vida y Es en la vida.

La estrella de la terca esperanza de que el FINAL no sea muerte sino VIDA en otra dimensión y además vida Plena.

La esperanza, contra toda esperanza, de que tras la noche…no vendrá la noche más larga sino un amanecer que será don y tarea de toda la humanidad.

Aún es de noche, y puede que sea larga, pero espero para mi y para la humanidad entera que sepamos colaborar con el amanecer de una humanidad nueva, un mundo más justa y fraterna, una tierra  rica y sostenible en su biodiversidad.