Una autora se confiesa. Poner letra a mi canto



(Publicado en Frontera, n. 50, Abril-Junio 2009, p. 113-119).

"Tengo que empezar confesando mi sorpresa y desconcierto, además de mi gratitud, al recibir la invitación a participar en esta sección de la revista. 

Yo no soy “autora” de renombre, mi producción escrita es muy escasa y además tardía. Siempre me dije a mi misma que yo comunicaba bien de palabra pero que lo de escribir no era “lo mío”: no me parecía que tuviera cosas que comunicar que ya no estuviesen   dichas por otras personas. 

Un día un hermoso cuento de Tony de Mello me hizo cambiar de opinión; el cuento es más amplio, pero a mí me conmovieron estas palabras: 


El canto del Pájaro. 
Los discípulos tenían multitud de preguntas quehacer acerca de Dios.
Es dijo el Maestro."Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad".
Los discípulos quedaron perplejos: "Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?"
"¿Y por qué canta el pájaro?" respondió el Maestro. 
El pájaro canta no porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar "[1]

Esas palabras me dieron una clave nueva ante la posibilidad de empezar a escribir, ¿cuál era el canto que yo quería cantar? ¿Qué quería expresar con él?. 

El canto de la vida, lo tenía claro. Yo quería cantar lo aprendido en el camino; poco a poco me he ido haciendo discípula de la vida, esta excelente maestra si sabemos aprender de ella. 

¿Qué letra quiero poner a mi canto, a qué, quienes se lo dedico? 


Quiero cantar: 

1- El canto del dolor y del amor esperanzado. 

Mi primera publicación fue para cantar el canto de dolor y amor vivido en mi familia a raíz de la experiencia de que uno de los “infiernos” de este mundo arraigara en mi propia casa: "La droga en nuestra casa. Bajar a los infiernos"( Sal Terrae nº 1.003 (1997:7) 599-607). A quien ha tenido en su familia algún miembro enganchado en la droga, con todo lo que eso conlleva, no tengo mucho que explicarle. A quien no lo sabe experiencialmente, no se lo deseo. Elegí ofrecer mi canto dolorido y esperanzado pensando que quizá a algunas personas que sufrían el mismo dolor podría aliviarles, como canto agradecido a tantas familias que luchan hasta la extenuación para desenganchar a sus hijos, y también como homenaje admirado a mis padres, que con su manera de vivir una experiencia así nos ayudaron a situarnos a mis hermana y a mí; por su coraje y capacidad de lucha para sacar a su hijo y esposa de la droga les hicieron posible creer en el amor incondicional de Dios. Así lo expresó mi hermano poco antes de morir. Cuando yo le pregunté cómo se situaba ante su muerte, si tenía miedo, si creía que había Dios o no, me dijo : “Si no hay nada más después de la muerte, ya se acabó este infierno para mí y para vosotros y si hay un Dios, después de la experiencia familiar que he tenido, ya no puedo tenerle miedo” 

Ese mismo deseo de entonar el canto del dolor y el amor incondicional me llevó a hacer una especial lectura de dos mujeres bíblicas que son testigos del amor “hesed” de Dios: "Noemí y Rut, dos mujeres que confían en la fuerza del amor" (en Presencia de la mujer en la tarea del anuncio. Jornadas Confer/Misiones 30-1 noviembre 1998.)[2]

2- Un canto de protesta y lucha. 

Es un canto que se une al de las personas empobrecidas y “vencidas”, víctimas de todo tipo de injusticias. 

Recién terminados mis estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, me ofreció la Institución Teresiana, a la que pertenezco, la posibilidad de irme unos años a trabajar a América Latina: primero lo hice en Colombia, después en Perú y tuve también la ocasión de pasar algunos meses en Santo Domingo y Bolivia. 

¡Cuánto aprendí en esos intensos 9 años que pasé allí, densos de experiencias nuevas!. Con mis 22 años iba abierta a aprender, a descubrir, a dejarme enseñar. Y fue mucho lo que tuve que desaprender. Yo había salido de la España franquista y no tenía experiencia de ningún tipo de pluralismo. Una de las primeras cosas que tuve que reelaborar fue la Historia de América que yo había estudiado; me la habían contado los vencedores, ahora me tocaba oír la versión de los “vencidos” ...y las versiones no tenían nada que ver. 

Recuerdo con vergüenza cuando fui a Machupichu, y admirada ante aquella belleza arquitectónica, oí al guía decir: “esta maravilla se conserva así de bien gracias a que los españoles no la descubrieron”... quería que me tragara la tierra. 

La experiencia de la pobreza masiva, de las injusticias seculares cometidas en esos países por los “dueños” de turno me dejó una huella indeleble. Además gocé con sus gentes abiertas, acogedoras, alegres, esperanzadas siempre en que es posible un futuro mejor, sus luchas indomables por vivir con más dignidad, sus conquistas de liberación… todo me fue enseñando, todo lo iba guardando en el corazón. 

Tuve el privilegio de gozar de una profunda amistad con un hombre excepcional, un santo: el cardenal Eduardo Pironio, mi gran maestro espiritual, el mistagogo que me introdujo en el misterio del amor entrañable de Dios. También tuve la suerte de dejarme enseñar por Gustavo Gutiérrez. Era la década de los 70 y la teología de la liberación prendía como una tea encendida en el pueblo, también en mi corazón. A ellos les debo el nacer de mi vocación teológica, que haría verdad más tarde. 

El aprendizaje intensivo de esos años, y de años posteriores en los que fui invitada a la UCA de San Salvador por el Centro Monseñor Romero para impartir allí Teología feminista y Espiritualidad laical han marcado mi vida y son el eje transversal de mis escritos. Todo lo que hay en ellos de sensibilidad, conmoción de las entrañas, protesta, autocrítica… ante la injusticia, el dolor, la muerte prematura… la debo a mis años en América Latina. 

Algunos de mis artículos que llevan este sello son: 

"El Dios de la revelación: el Dios de la Historia; el Dios de la vida y el problema del mal y de la muerte; El Dios revelado en Jesús. CEVE. Estudios a distancia para la formación de profesores de Religión. Madrid, 1988. 

"Vivir el Espíritu de Jesús hoy" I y II. Pliegos Vida Nueva nº 2.173 (13-II-1999) 23-28 y nº 2.174 (20-II-99) 23-28. 

-- "Espiritualidad Laical: Recordando sus raíces, soñando un futuro nuevo". Fe y Justicia nº 3 (1997) 77-93. 

- “Caminos, puentes tendidos, guías hacia un cristianismo más creíble” en Sinite, V. XLIV, nº 134, Septiembre-Diciembre 2003, 385-418. 

3- Un canto en clave de mujer. 

Mi madre, a quien admiro profundamente y estoy segura que está gozando en Dios todo lo que se merece y mucho más, fue una mujer fundamentalmente tradicional: gran parte de su vida estuvo dedicada a su casa, marido e hij@s, pero siempre tuvo algún otro trabajo remunerado entre manos “para ayudar”. Poco a poco las tres hijas la fuimos espabilando y algunas veces en las que mi padre la sentía cambiada y reclamaba más sus derechos diciéndole "tú ya no eres la misma” decía con mucho sentido del humor,  “es que antes era tonta”. 

Tardé mucho en darme cuenta de la situación de opresión de las mujeres. Es más invisible en toda su densidad que otras opresiones, y muchas de sus manifestaciones se viven culturalmente como “normaes”: así fue siempre y así debe seguir. 

Sí es cierto que me sublevaba al ver el machismo en los países latinoamericanos en los que viví, esa escena de las mujeres “cargando” con los hijos siempre. Cargando en toda la fuerza de esa palabra, no sólo en sus brazos, espalda, caderas... sino haciéndose cargo de todo porque ellos, los padres, habían abandonado sus obligaciones, se habían ido con otra/s o sencillamente nunca reconocieron a sus hijos/as. La violencia machista era insoportable. Recuerdo perfectamente una conversación con una mujer salvadoreña cuando me decía con lágrimas en los ojos: "mi Diosito me va a ayudar, yo sé que me va a ayudar"... le pregunté "¿a qué quieres que te ayude?"  y sin dudarlo un instante me dijo "a matarlo, es la única solución, iré a la cárcel un tiempo pero nos libraremos de sus palizas, o lo mato yo o nos mata él a nosotros". 

Al llegar a España y durante mis estudios teológicos, a pesar de que ya la teología feminista llevaba tiempo con buenas y serias publicaciones ningún profesor nos puso en contacto con ella, ni la mencionó para nada... ni siquiera para criticarla: como siempre el “mejor desprecio es no hacer aprecio”. 

Poco a poco me fui concienciando de este grave problema, descubrí que el rostro de la pobreza tiene cuerpo de mujer. Me puse en contacto con mujeres feministas y descubrí entonces toda la fuerza opresora del machismo, el androcentrismo y el patriarcalismo. 

Las mujeres españolas que habíamos estudiado teología nos fuimos juntando para repensar juntas nuestros estudios, nuestras experiencias de Dios, nuestra comprensión de la fe…dejándonos acompañar e iluminar por la teología feminista europea y norteamericana que desde finales de los años 60 ya tenía muchas y serias publicaciones. Fundamos Mujeres y Teología y la Asociación de Teólogas Españolas. 

Nuestras reflexiones partían siempre de la realidad de la situación de muchas mujeres, de la opresión de sus vidas, de las experiencias más importantes de nuestro ser de mujer. Uno de los temas en los que yo me he centrado es en el del cuerpo, especialmente del cuerpo femenino, especialmente denigrado por una antropología dualista y patriarcal. 

De la consciencia de dolor de muchas mujeres, sobre todo en América Latina, pero también y más escondido en España ,y de esas reflexiones conjuntas brota mi canto en clave de mujer. Este es otro canto transversal a la mayoría de mis artículos y publicaciones, aunque sí lo he abordado directamente en algunas.
En el libro "Cuando la Palabra se hace cuerpo… en cuerpo de mujer", (Narcea 2007), presento de modo conjunto una espiritualidad corporal y la experiencia de mujeres bíblicas testigos a través de sus cuerpos del misterio de Dios. 

En el libro "Cuerpo espiritual",  también en la editorial Narcea, denuncio con más claridad y profundidad las consecuencias de una antropología dualista y patriarcal y completo aquellas partes del cuerpo no abordadas en el libro anterior (cabeza, entrañas, sexo y piel) y a través, de nuevo, de unas mujeres bíblicas alcanzadas por la Palabra en sus cuerpos femeninos. 

Otros artículos en esta clave son: 

- “El Cristo crucificado de nuevo, hoy, tiene cuerpo de mujer" Catequética V. 41-42 nº2 (1999). 

- "Visibilidad-Invisibilidad del cuerpo de la mujer" en Crítica nº 893, (Marzo 2002) 40-42. 

- "Las mujeres, excluidas de la representación del Dios cristiano" en La voz de las víctimas y los excluidos. Cátedra Chaminade. Fundación Santa María,2022, 238-259. 

- II Sínodo Europeo de Mujeres. Compartir culturas. Alandar, octubre, 2003,8-9. 

- “Hacia una espiritualidad corporal” en Iglesia Viva, nº 216 (Octubre-diciembre 2003) 47-62. 

- “El cuerpo y el encuentro con Dios” en SOTO VARELA, C. (ed) He visto al que me ve, evd, 2006, 45-92 

- “María de Nazaret, peregrina en la fe” Alandar, nº253, Diciembre, 2008,8-9 

El canto al misterio. 

Desde muy pequeña me he sentido fascinada por el misterio de Dios. Después fui descubriendo el misterio de la vida, el misterio de mi ser y el de otras personas, animales, vegetales, el misterio del cosmos… El deseo de adentrarme en estos misterios me llevó a profundizar en la teología y la psicología, para intentar balbucir alguna palabra más o menos coherente, pero sobre todo para dejarme asombrar y asomarme al umbral del misterio de Dios, de todo ser humano, de toda la realidad… 

Esa pasión por el Misterio me adentró en la búsqueda de caminos orantes, contemplativos. Tengo que agradecer mi encuentro con Anthony de Mello y José Antonio García-Monge que me ayudaron a iniciarme en caminos nuevos para mí de contemplación, de meditación profunda, de unificación. 

Después de muchos años de experiencia me decidí a ofrecer a otras personas lo que para mí había sido una experiencia fundamental y transformadora: la posibilidad de iniciarse en la meditación profunda, en la contemplación, en el silencio, en la integración de caminos de madurez humana y espiritual. A eso dedico muchos fines de semana, y semanas en el verano. 

Algunas de mis publicaciones cantan el misterio en sus diversas facetas: 

-"Jesús Vida" en Pastoral Juvenil nº360 (1998:12) 3-13 

-Orar con el aire" en Del cosmos a Dios. Orar con los elementos. DDB. 1999,115-166. 

-"Padre-Madre nuestr@ que estás en la tierra" Jornadas Nacionales de Pastoral Juvenil Vocacional Todos uno nº 141( 2.000)11-66. 

-"Invitación a la mística de la vida cotidiana" en Frontera. Pastoral Misionera. nº 19 (Julio-Septiembre, 2001)343-350. 

- "El Concilio de la escucha y el humor" en Retos de la Iglesia ante el nuevo milenio. Fundación Santa María, PPC,2.001,289-296. 

- "Orar desde las relaciones laborales" en GÓMEZ-ACEBO, I (Ed.) Orar desde las relaciones humanas, 2001,133-186. DDB . 

-"¿Qué puede aportar el cristianismo a la espiritualidad?" Crítica nº900, (Diciembre 2002),47-50 

- “Saber trabajar y saber descansar” en Suplemento de Reinado Social Suplemento nº857, julio, 2003 X-XI. 

- “Construirse como persona, crecer en humanidad” Cuadernos de Formación Permanente, nº11, CCS, 2005. 

-“Aprender la sabiduría del cuidado de sí mismo”. En Aportes Psicológicos para la renovación de la vida religiosa, CONFER, nº 179 (Julio-Septiembre, 2007). 

- “Encontrar con sabiduría senderos de felicidad” Sección fija, mensual de Religión y Escuela desde octubre del 2007 hasta el presente, última página de la revista. 

Estos son algunos de los cantos que componen mis menguadas publicaciones. Mientras tenga capacidad para aprender de la vida seguiré cantando, mientras otros comprendan mi canto me animarán a seguir haciéndolo y desde mi experiencia animo a otras personas a cantar sus propios cantos. Gracias"

[1] DE MELLO, A. Obra Completa, Sal Terra, 2003, V.I, 150. 
[2] Publicado, en parte, también en Cuando la Palabra se hace cuerpo en cuerpo de mujer , Narcea, 2007, 126-138,