"El mejor legado del 15M: ¡Que nada ni nadie nos arrebate una esperanza comprometida!"


Sin mucho tiempo para elaborar mi respuesta, me ha llegado esta petición de José Manuel Vidal y he querido responder desde mi experiencia : ¿Qué queda del 15-M en Podemos, en la sociedad y en la Iglesia? ¿Es el Papa Francisco un indignado?

El 15M lo viví en Madrid y fue para mí un gran signo de esperanza: Por fin despertábamos como sociedad, nos indignábamos y salíamos del letargo reclamando derechos, justicia, equidad, denuncia del expolio bancario al grito: “No somos mercancías en manos de banqueros”, exigencia de ruptura con el bipartidismo corrupto y al servicio de una no tan modélica transición, cuyo fin era no tocar el franquismo soterrado en instituciones como el ejército, la iglesia, poderes económicos y financieros y sobre todo la aspiración y la lucha por una democracia real …Participé con entusiasmo en lo que pude en Sol y, sobre todo, seguí con pasión el movimiento que tenía reflejo en otros muchos movimientos de indignados en el mundo.

A partir de la disolución de las acampadas en las diversas ciudades, surgieron distintas iniciativas ciudadanas: mareas (verde, naranja, blanca, negra…); marchas de la dignidad por todo el territorio nacional, movimiento “rodea el congreso” y diversos grupos de resistencia en los barrios de las ciudades.

¿Qué queda del 15M en la sociedad?

Algunas mareas y movimientos sociales como el feminismo, stop Desahucios, los movimientos ecologistas, entre otros, han continuado sus demandas y su lucha, pero la ley mordaza, las multas a quienes participaron en esas movidas, el cansancio y desaliento al comprobar el caso omiso que el gobierno del PP hizo de toda esa marea de indignación, fue acallando y desactivando parte de ella. La pandemia y el confinamiento hicieron el resto. 

Hoy, una especie de nihilismo desencantado, un agote pandémico, un individualismo y un liberalismo privatizador creciente, parecería que han dado al traste con el espíritu del 15 M. Pero quiero esperar que, de ahora en adelante cada vez con más claridad, descubramos que sin una fuerte movilización ciudadana no habrá cambio posible, nada se hará si la población no despertamos.

Fruto de ese indignado descontento surgió Podemos, con el deseo de responder al espíritu del 15M con sus principales denuncias y propuestas, y queriendo ser un instrumento político útil. Pero un partido político, por muy alternativo que quiera ser, no es un movimiento ciudadano. Al articularse como partido y dotarse de una estructura orgánica que le posibilitara acceder a los gobiernos y poder cambiar leyes para modificar el statu quo, pasó por el coste de decidir cuál era la postura y el liderazgo mayoritarios.

Así se puso de relieve lo que era evidente: la existencia dentro de Podemos de diversas corrientes, sensibilidades, estrategias, luchas de poder, etc. y ahí empezaron las divisiones, los abandonos y la mirada hacia adentro, haciéndole perder en alguna medida, la conexión con movimientos sociales y con la calle. Los círculos de Podemos, que surgieron con gran fuerza, al no tener conexión con los órganos de decisión del partido, ni objetivos suficientemente claros, se fueron vaciando de militantes y de entusiasmo.

A todo lo anterior se sumó el miedo a perder sus privilegios por parte, tanto de los poderes fácticos como de los dos partidos políticos que se turnaban en el poder, mantenedores del sistema vigente y que se han beneficiado de él. Entre todos urdieron unas cloacas del estado y del seudoperiodismo que pusieron en marcha una campaña brutal e inmoral de acoso y derribo contra al partido y sus principales dirigentes, especialmente contra Pablo Iglesias. ¿Qué difusión se ha dado al hecho de que los tribunales hayan desestimado hasta hoy 20 causas judiciales contra Podemos y sus líderes?

¿Qué queda del 15 M en Podemos?

Quiero poner de relieve que, desde mi perspectiva, en Podemos queda mucho de lo que profundamente denunciaba y anunciaba el 15 M, pero que ha quedado injustamente tapado.

Sin duda se ha producido la ruptura, de hecho, del bipartidismo. Sigue en pie y vigente lo que de denuncia profética tuvo el 15M: no tenemos una democracia real - cosa que se ha evidenciado aún más con el acoso y derribo de Pablo Iglesias - ; el régimen del 78 mantiene elementos vivos del franquismo en las instituciones del estado, como las fuerzas de seguridad y judicatura, y en poderes facticos como la banca y medios de comunicación, al servicio de los intereses de la oligarquía; seguimos sosteniendo una economía y cultura neoliberal que está provocando una cada vez mayor brecha social; que los bancos siguen sin devolvernos el dinero “prestado” y siguen siendo los dueños del país y de algunos medios de comunicación.

Queda en pie el hecho de que Podemos no se ha equivocado de bando en sus políticas, siempre al servicio de mejorar la vida de la gente, sobre todo de la más excluida, y de poner la vida (de las personas, del planeta) y su cuidado en el centro. Quiero recordar algunas de las medidas que se han tomado en el gobierno (opacadas por el ruido mediático, y con las limitaciones propias de este sistema) muchas de ellas gracias a la presión de UP y a la cabezonería de Pablo Iglesias: subida del SMI; los ERTES; la aprobación del Ingreso Mínimo Vital; la prohibición de desahucios y cortes de suministros básicos, así como ayudas a autónomos y empleadas del hogar durante la pandemia; la eliminación del despido por baja médica; la aprobación de la Tasa Tobin; la Declaración de la emergencia climática; la aprobación del impuesto para las multinacionales digitales; el decreto para limitar la publicidad en el juego etc.

En el 15M también pedíamos otro tipo de política y de partido. “No nos representan”, era el grito que lo reivindicaba. A pesar de las limitaciones que el sistema impone a los partidos y la dificultad para compaginar novedad e integración en el mismo, unido a las limitaciones propias de toda realidad humana, quiero resaltar algunas de las diferencia de Podemos respecto de otros partidos. Es un partido que se auto-financia sin depender de los Bancos, lo que le permite una libertad que otros no tienen; un funcionamiento mucho más democrático y participativo de las personas militantes, tanto en la confección de los programas, como en la elección de candidaturas, y otras decisiones importantes del partido.

Se rige por un código ético, que se vigila y se exige: obligación de los cargos públicos de donar parte de su sueldo (proporcionado a las necesidades personales y familiares), para proyectos sociales; límite de dietas y desplazamientos para los parlamentarios de fuera de Madrid (850€, en vez de 1.800€); renuncia al plan de pensiones, a la tarjeta Oro, a la tarjeta de 3000€ para desplazamiento en taxi, a la línea de internet gratis para los parlamentarios de fuera de Madrid, etc.

Es mucho el camino que queda por andar, tanto en conquistas sociales largamente demandadas, como en el control de los alquileres, en agilizar y revisar el IMV, en la derogación de la ley mordaza y de la reforma laboral. Urge una reconexión con los movimientos sociales, con las demandas sociales, con los barrios y zonas despobladas y más necesitadas. Así mismo, es de vital necesidad la cohesión interna del propio partido. Se abre una etapa nueva con un marcado sello ecofeminista que puede ayudar a dar el giro que el partido necesita.

¿Qué queda del 15M en la Iglesia?

La pregunta que me hago es si hubo un 15M en la Iglesia. Yo no he percibido esa indignación colectiva. Claro que hay hombres y mujeres cristianas presentes en todas esas mareas, protestas, colectivos, en Podemos como partido, que desde siempre han estado luchando contra este sistema que genera una insoportable injusticia, inequidad, descarte de personas y destrucción del planeta. Desde hace muchos años comunidades populares, cristianas y cristianos de base organizados y motivados en grupos, comunidades y redes cristianas, forman parte de esa movida e indignación que ha representado el 15M, pero en la iglesia institucional en nuestro país, no hemos percibido ningún cambio y sí, quizás, en muchos casos, un retroceso defensivo.

¿Es el Papa Francisco un indignado?

Desde mi percepción, sin duda.

Como fiel seguidor de Jesús de Nazaret, denuncia en innumerables ocasiones este sistema al que valientemente define como “asesino y ecocida”, que produce millones de personas “descartadas”. Sus palabras certeras son: “Esta economía mata” y está destruyendo el planeta “La iniquidad del sistema genera violencia, descarte y muerte de personas. Los excluidos no son «explotados» sino desechos sobrantes.1 Una economía por encima de la vida, contra la vida2 “Este sistema es injusto en su raíz”3. “Un sistema estructuralmente perverso” 4

Y, con mucha fuerza, llama una y otra vez a decir “no” a la indiferencia cómplice y a indignarse. “Esta situación da lugar a la globalización de la indiferencia, ya no se nos conmueven las entrañas. La cultura del bienestar nos anestesia”5. Se indigna y muestra con claridad su indignación: “No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede <<a un costado de la vida>>. “Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos ante el sufrimiento humano. Esto es dignidad”6

Una y otra vez grita que el tratamiento a las personas migrantes es una vergüenza, que las leyes migratorias matan y maltratan a quienes vienen huyendo del horror de las guerras, el hambre, persecuciones, cambio climático, etc. Continuamente nos alerta de que, si no cambiamos de rumbo, vamos hacia un ecocidio que puede ser un suicidio colectivo. No para de hacer propuestas para caminar hacia otro mundo, otra Iglesia, otra sociedad sustentadora y cuidadora de la vida.

Por eso mismo ha despertado también las iras y persecuciones de quienes, dentro y fuera de la Iglesia, ven amenazados sus privilegios y formas indecentes e inmorales de comportarse.

¡Hay Esperanza!

¿Qué espero de cara al futuro?

Difícil de predecir. Quiero apostar por que no triunfe el desencanto y vuelva a resurgir una indignación pacífica y constructiva, que sepa defender los derechos básicos frente a la ola privatizadora, una indignación con fuerza y al tiempo con paciencia histórica, ya que los cambios profundos son lentos. Que aprendamos que, ante desgracias colectivas, sólo nos salvan los servicios públicos bien cimentados, que despertemos al momento de emergencia global en el que estamos sumergidos como humanidad y todo ello, nos sirva para dar un salto en el nivel de consciencia colectiva que nos haga descubrir, como dice el Papa Francisco, que o nos salvamos juntos o perecemos juntos o, como expresan los nativos bolivianos, “ o nos unimos o nos hundimos”.

Espero que las semillas de justicia, solidaridad, valores éticos, cuidado de la vida… sembradas por tantas personas, grupos, colectivos, movimientos, ONG, comunidades, partidos… den fruto, aunque no lo veamos en esta generación. Este es el mejor legado del 15M. ¡Que nada ni nadie nos arrebate una esperanza comprometida!

1 Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium [53]; Encíclica Laudato Sí [48]
2LS. 34, 36, 46)
3EG [58, 59,60]
4LS.[52]
5L.S nº 53-55)
6 Encíclica Fratelli Tuttinº 68)