“La verdad de cualquier camino espiritual se verifica en la vida. Básicamente, en dos aspectos: hace crecer en unificación y en bondad.”(Enrique Martínez Lozano- Prólogo)
El título de mi último libro, tomado de San Juan de la Cruz, nos invita a descubrir la profunda y asombrosa verdad de que en nuestras entrañas humanas están dibujadas Otras Entrañas Amorosas, y en ellas están también dibujadas las nuestras. A través de sus páginas hay una invitación a hacer de las propias entrañas un lugar simbólico de fecundidad y de misericordia al estilo de Jesús de Nazaret.
Al ser un libro que brota de la experiencia, también quiere conducir a ella; por eso además de una fundamentación teórica ofrece una serie de ejercicios y testimonios bíblicos que pueden ayudar a hacer de nuestras entrañas un lugar de entrañable ternura y generatividad.
El libro está prologado por Enrique Martínez Lozano y cuenta con una amplia bibliografía.
Extracto del índice:
1. ALGUNOS SENDEROS PARA CAMINAR. Desde el yo superficial hacia el Yo-Ser. Desde la mente distraída a la consciencia y la lucidez. Del ruido que nos envuelve al silencio que unifica.
MEDITACIÓN 1. Ejercicio de visualización y escucha.
2. LAS ENTRAÑAS, SÍMBOLO DE LA FECUNDIDAD DE LA VIDA. La generatividad, vocación del ser humano. Qué significa una vida humana fecunda. Dinamismos de la fecundidad. Isabel, la fecundidad de una mujer estéril. María de Nazaret, una mujer de entrañas fecundas.
MEDITACIÓN 2. Acoger el anuncio de nuestra vocación-misión.
MEDITACIÓN 3. La fecundidad de mi vida.
3. LAS ENTRAÑAS Y SU SIMBOLISMO CORPORAL: ENTRAÑABLE MISERICORDIA. La “entrañable ternura” expresión de la ética del cuidado. La capacidad de conmoverse brota de las entrañas. Dios Madre-Padre, con entrañas fecundas y misericordiosas. Jesús, revelación de la entrañable ternura de Dios. Nuestras entrañas alcanzadas por la misericordia de Dios. Judit una mujer a la que se le conmueven las entrañas.
MEDITACIÓN 4. ¡Que se alegren mis entrañas por la misericordia entrañable de Dios!
MEDITACIÓN 5. Experimentar la conmoción de las entrañas como el buen samaritano.
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