No hay duda de que los desafíos en un tiempo de crisis profunda, de cambio de paradigma como el que estamos viviendo, requiere de nosotras, personas que queremos seguir a Jesús y compartir la alegría de la Buena Noticia, el coraje de transitar nuevos senderos, nuevos lenguajes, nuevos modos de evangelizar y de ser testigos de la fe que profesamos.
Evangelizar en sentido estricto hace referencia a la Proclamación de la Buena Noticia de Jesús, a compartir con alegría habernos encontrado con su persona, formar parte de su comunidad, sentirnos comprometidos con su proyecto de vida...Si la Buena Noticia de Jesús nos ha alcanzado es imposible no transparentar la alegría de ese encuentro.
En sentido amplio evangelizar es hacer presente, como Iglesia, en nuestro mundo a través de nuestras vidas, de nuestras presencias personales y comunitarias los valores evangélicos
¿Cómo hacer verdad, como Iglesia que somos, la Buena Noticia del Evangelio hoy, y hacerlo con alegría?
¿Cómo hacer creíble en nuestro momento histórico a Dios y su Reino?
¿Cómo abrir caminos de diálogo, establecer puentes que nos hagan encontrarnos en los lugares más humanizadores de nuestra cultura, de nuestro mundo?
Son estas preguntas que seguramente muchos nos hemos hecho muchas veces, y ante la llamada a una Nueva Evangelización, necesitamos hacérnoslas comunitariamente.
Hace algún tiempo escuché una afirmación que me conmocionó y de la que estoy cada vez más convencida: "Haremos a Dios creíble cuando hagamos al ser humano posible". Y esto no es una tarea sólo personal sino colectiva, comunitaria, como seguidoras y seguidores de Jesús.
Por "hacer al ser humano posible", entiendo hacer verdad que todas las personas, mujeres y hombres, del Norte, del Sur, del Este y del Oeste, blancas, negras, amarillas...puedan vivir como seres humanos cabales, con sus necesidades fundamentales cubiertas. Así leo yo esa llamada a dar vida y vida abundante. Este es el desafío nuclear de la humanidad para el siglo XXI y de un modo especial de quienes nos decimos creyentes en el Dios amor revelado en Jesús.
Mientras no luchemos tod@s, prioritariamente, por salvar la vida amenazada de millones de seres humanos por la injusta distribución de los bienes, por las guerras, asesinatos…no haremos creíble a Dios y será imposible la paz en nuestro mundo. Mientras la vida, toda vida (la vida humana y la vida del planeta) no sea el centro de nuestras preocupaciones, ocupaciones y decisiones, difícilmente, como civilización del siglo XXI, estaremos dando la talla de humanidad que se podría esperar de nosotr@s y consecuentemente la verdad y coherencia de nuestra fe cristiana está en entredicho y nuestras palabras sonarán a vacías.
Los evangelios nos dicen que Jesús proclamó la Buena Noticia con palabras y con obras.
Hoy nuestro mundo está cansado de palabras, cree poco en ellas, palabras que llenan nuestra cabeza de contenido pero dejan frío el corazón. Eso no significa renunciar al anuncio explícito de la Palabra, sino hacernos conscientes de que, para que sea eficaz, necesitamos, como comunidad eclesial, hacerlo sobre todo con obras.
Queriendo acoger esa llamada que nos hace la Iglesia Universal: a tener intrepidez y audacia, el coraje de atreverse a transitar nuevos senderos”.
Voy a pensar en alto, a compartir algunos caminos, algunos puentes tendidos que nos posibiliten caminos de diálogo y encuentro entre nuestra cultura y la proclamación y realización de la Buena Noticia de Jesús. Todo ello en la esperanza y el deseo de ayudarnos a vivirnos como una comunidad evangelizadora y testigo.
NUEVOS CAMINOS, PUENTES TENDIDOS. IMÁGENES SUGERENTES.
1- El camino de la vida: “Yo he venido para que todos tengan vida y vida abundante” (Jn 10,10)
Una Iglesia que ayuda a dar vida, a cuidarla, defenderla:
1.1 Una comunidad que sabe ser “partera” de vida.
1.2 Una comunidad que aprende a ser “vigía” que avista náufragos del sistema.
1.3 Una comunidad que trabaja por globalizar la solidaridad.
El evangelista Juan pone en boca de Jesús una afirmación que podemos percibir como clave de sentido de su vida, como centro de la Buena Noticia que Jesús nos trajo. Dar vida, abundante, para todos. Es este un camino fundamental para el tiempo de Jesús y para el nuestro. La vida está amenazada, la vida de millones de seres humanos por múltiples razones: Hambre, guerras, enfermedades que podrían ser curadas, asesinatos…tantas y tantas realidades de muerte!.
Quizá hoy, más que nunca, nuestra sociedad necesita de nosotros el testimonio de una comunidad cristiana comprometida con dar vida a este mundo nuestro, donde la muerte (humana y del ecosistema) deja tantas huellas de dolor y desenmascarar un sistema económico-político-social radicalmente injusto y expoliador.
Ayudar a nacer vida, protegerla, defenderla de las múltiples amenazas, luchar por la "calidad de vida", de tod@s y de todo, es hoy la urgencia prioritaria.
Es verdad que se van percibiendo síntomas del aliento de vida de la "Ruah" de Dios que por todas partes va "poniendo en pie" [1] (Ez 37,10) a miles de ciudadan@s que hacen de este reto el centro de sus vidas, tendiendo puentes y mostrando el surgir de nuevos modelos de vida menos depredadora y más justa. Proclamando con fuerza que este sistema económico es un sistema de muerte, no de vida ni de cuidado de la vida.
¿Qué pasaría si como comunidad eclesial, personal y comunitariamente nos convirtiésemos en "Parter@s de la vida"?. Ser simbólicamente parter@s de vida es hacer de nuestras personas, de nuestras comunidades, lugares para ayudar a generar vida allá donde amanece, quizá en los lugares más inesperados, allí donde más amenazada está la vida; allí donde sistemáticamente se conculca o se impide vivir una vida digna; supone también saber esperar, con esperanza evangélica, el lento dilatarse del útero de nuestro mundo donde está amaneciendo vida nueva.
Parter@s que como Sifrá y Púa (Ex.1,15-23) supieron decir sí a la vida y no a la muerte.[2]
Sifrá y Púa son mujeres casi desconocidas, nos habla de ellas el Éxodo 1,15-22 son dos parteras egipcias, “paganas” pero no por ello ajenas a la experiencia del Dios de la vida. Estas mujeres hacen de sus manos un lugar que dice no a la muerte y sí a la vida. Mujeres valientes que se atreven a desobedecer las órdenes injustas de la máxima autoridad política y religiosa de su pueblo, el Faraón, que les pedía que en vez de ayudar a las mujeres hebreas a parir les mataran a los hijos varones. No tuvieron miedo de quien podría quitarles la vida por posibilitársela a otros. Mujeres paganas que la Biblia nombra como “temerosas de Dios” y por ello capaces de perderle miedo al miedo y pueden decir no a los hombres y sus leyes cuando estas transgreden el derecho a la vida, a la dignidad humana.
Mujeres valientes y lúcidas que utilizan su profesión para proteger la vida de las personas más desfavorecidas: aquellas mujeres esclavas, sometidas a sus dueños, a emigrantes extranjeras...
Mujeres sagaces que supieron buscar “argumentos” sutiles (“Es que las mujeres hebreas no son como las egipcias: son robustas y dan a luz antes de que lleguen las comadronas” v.19) poniendo así su inteligencia al servicio de la vida, sobre todo de los más pobres entre los pobres: mujeres, extranjeras y esclavas.
Ojalá Sifrá y Puá nos muestren cuáles son los caminos de vida, dónde están las principales situaciones de muerte en nuestro entorno (cercano y lejano) a las que tenemos que decir no. Situaciones que afectan y amenazan la vida de continentes enteros, de pueblos y colectivos especialmente más amenazados ante una crisis económica mundial que deja a los grupos y personas más empobrecidas a la intemperie.
Y todo ello hecho, como seguidores de Jesús es decir a su estilo, a su aire, mirándole, contemplándole y aprendiendo de él a hacer del camino del cuidado y la defensa de la vida un camino de evangelización.
1.2 Una comunidad que aprende a ser “vigía” que avista náufragos del sistema.
También hoy, como Iglesia, necesitamos aprender a ser "Vigías" [3] que desde muy diversas atalayas y sabiendo utilizar las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) alertemos de los innumerables "náufragos del sistema".
Una comunidad eclesial convertida en vigía lúcida que no se deja amedrentar, ni manipular por las informaciones sesgadas, por las mentiras a medias, por la mal llamada información vigilada, y entre tod@s seamos capaces de buscar informaciones alternativas, y propuestas de acción. Eso supone que los cristianos y cristiana personal y colectivamente nos convertimos en vigías que denunciemos, señalemos dónde están los náufragos del sistema, los saquemos del silenciamiento y del olvido sistemático, desenmascaremos las causas de esos naufragios. Vigías donde en nuestra comunidades parroquiales, comunidades de fe, comunidades familiares…nos ayudemos a reconocer las conexiones cotidianas entre nuestras actitudes, hábitos, acciones y los náufragos.
Finalmente nos convirtamos en vigías que descubramos, a pesar de nuestras resistencias, que " únicamente el sufrimiento compartido solidariamente faculta para percibir en los “rincones oscuros de nuestro mundo” (B. Brech) las responsabilidades históricas propias de tanto dolor [...]
Dejar que, como Jesús nuestras entrañas se estremezcan por el sufrimiento de las victimas del sistema, por los “tirados en el camino”, por quienes a nuestro lado sufren por cualquier causa… no nos permitirá pasar indiferentes o dar rodeos sino que necesitaremos personal y comunitariamente buscar caminos para hacer operativo el amor de compasión. [4]
Haremos creíbles las palabras de Jesús de que Dios es un Dios de vivos y de vida en la medida en que las personas y comunidades cristianas nos vayamos convirtiendo en vigías que avisten náufragos y abran caminos nuevos a la vida.
1.3 Una comunidad que trabaja por globalizar la solidaridad.
Hoy se habla mucho de globalización, y en este mundo globalizado el Espíritu de vida va soplando en nuestro mundo y dando origen a Globalizador@s pacíficos de la solidaridad. Movimientos cada vez más amplios y universales, redes de solidaridad que hacen crecer la consciencia de la interdependencia y que gritan al mundo entero que "otro mundo es posible", promueven una cultura de la sobriedad solidaria, una nueva conciencia más justa y planetaria, hacen protestas con propuestas, aunque los medios de comunicación, muchas veces manipulados, sólo nos muestren la cara subversiva y minoritaria de estos movimientos, que no se definen anti-globalización sino pro "otra globalización" más solidaria [5].
¿No podemos leer en este signo de los tiempos una llamada a colaborar como comunidad eclesial en este camino de globalizar la solidaridad, en unirnos a tantos grupos, colectivos, personas que gritan al mundo entero que es necesario otro mundo más justo y más fraterno?
Ojala descubramos como trabajar en esta dirección y juntos nos ayudemos a descubrir por dónde pasa la opción por la vida y para nosotr@s cristian@s por donde puede pasar también nuestra propuesta de ser testigos de esa pasión de Jesús que nos dijo que había venido para dar vida y vida abundante, y fue capaz de perderla él para hacerla posible a otros.
[1] Hago alusión al comentario que sobre el texto de Ezequiel 37 he hecho en MARTINEZ OCAÑA, E. "Vivir el espíritu de Jesús hoy" I y II en Vida Nueva, separatas de los nº 2-173 (13 de febrero de 1999) y 2.174 (29 de febrero 1999).
[2] He desarrollado este tema en MARTÍNEZ OCAÑA, E., Cuando la Palabra se hace cuerpo… en cuerpo de mujer, Narcea, Madrid, 2007,pp.115-118
[3] He tomado esta imagen de la parábola del "Superpetrolero" que transcribe y comenta CORMENZANA, J.en De cara al tercer milenio, Cristianisme y Justicia, 1994, 79-114. También GARCÍA-ROCA, J. "Vigías de la noche. Inventario de resistencias" Sal Terrae, nº 1.007 (1997:12), 901-914. Yo misma he desarrollado más esta imagen en "Orar desde las relaciones laborales" GOMEZ-ACEBO,I., (ed.) Orar desde las relaciones humanas, D.D.B., 2001,1133-186.
[4] CORMENZANA, J. Ibídem, 92.
[5] Es mucha la bibliografía sobre este tema, apuntamos algunos de los libros que podrían ayudar a profundizar en ello: AA.VV., ¿Mundialización o conquista?, Sal Terrae, 1999. AA.VV., Globalización, Seattle y estrategias ciudadanas. LOM (Ed),Santiago de Chile, 2.000. AA.VV., Atacc. Contra la dictadura de los mercados, Icaria, 2001. AA.VV. Cristianismo y globalización. XXII Congreso de Teología, Septiembre 2002, Centro Evangelio y Liberación, 2002. BECK, U., ¿Qué es la globalización?, Paidós, 1998. BOVÉ, J. -DUFOUR, F., El mundo no es una mercancía, Icaria, 2001. BOURDIEU, P., Contrafuegos. Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal, Ed. Anagrama, 1999. CRISTIANISME I JUSTÍCIA., ¿Mundialización o conquista?. Colec. Presencia Social nº 24, Sal Terrae, 1999. CRISTIANISME I JUSTÍCIA, "Sobre la globalización" en Cuadernos de CyJ. nº 105, extra,2001. FRASSINETI, C., La globalización vista desde los últimos, Sal Terrae, 2001.GÓMEZ. FERNANDEZ DURÁN R.-ETXEZARRETA, M,-SAEZ, M., Globalización capitalista, luchas y resistencias, Ed Virus, 2001. KLEIN,N., No Logo, Paidós, 2001. LAFONTAINE,O.-MÜLLER,CH., No hay que tener miedo a la globalización, Biblioteca Nueva, 1998. MÁRIA I SERRANO, J.F., "La globalización ah si...una maravillosa excusa para muchas cosas", Cuadernos de CyJ, nº 103, 2000. MARTÍN J., La globalización desde una perspectiva cultural", Letra nº58 (1998) 16ss. MARTINI, C. Mª., "Escucha y diálogo para globalizar la solidaridad", Sal Terrae nº1039( 2000: XI )829-831. MOLMANN, J. "Ecumenismo en la época de la globalización", Selecciones de Teología nº150 (1999) 120-126. MONEREO, M. -RIERA, M (Eds), Porto Alegre. Otro mundo es posible, El viejo Topo, 2001. MONOGRÁFICO CONCILIUM La globalización del mal en nuestro mundo, nº 283 (Noviembre 199) Y La globalización y sus víctimas. nº 293 (Noviembre 2001).