"Una espiritualidad para un mundo en emergencia" Entrevista en Religión Digital.



(José Manuel Vidal).- Emma Martínez Ocaña es una laica teresiana, de la Asociación Teresiana Pública de Fieles. "Unos célibes, otros casados, otros viudos... Todos los miembros somos cristianos laicos". Acaba de publicar en Narcea "Espiritualidad para un mundo en emergencia". Experta en Teología pastoral y en psicología de la Religión, con reconocido prestigio como terapeuta y "maestra de espiritualidad", aunque el término no le guste.

¿Cuál es tu caso, como teresiana?
Yo soy laica consagrada, tengo opción de celibato y mayor disponibilidad para lo que la institución necesite. La opción prioritaria de los casados es su familia. Pero estamos convocados por la misma misión, el mismo estatuto y reglamentos diversos comunes, aunque nuestras libertades sean diferentes...

Licenciada en Historia y en Teología Pastoral, laica de la institución teresiana, fue profesora de Psicología de la Religión y sobre todo es muy conocida como psicoterapeuta experta en ejercicios espirituales, como maestra de espiritualidad... Lo que se llama ahora "coaching" espiritual. ¿Cómo te sientes en ese papel de guía espiritual?
Yo creo que es un poco pretencioso decir que soy maestra de nada. El nombre que me gusta, aunque quede más pedante, es el de mistagoga. La que ayuda a introducirse en el misterio, porque previamente ella ha intentado entrar. En el misterio de Dios, en el misterio de la fe, en el misterio del ser humano... Creo que lo que se hace es que uno puede ayudar porque recorre ese camino un poco antes. Para que otros también lo recorran. Pero no creo que sólo por experiencias podamos ser maestros de los otros.

Ya decía Jesús que sólo hay un maestro... De todas formas, lo tuyo me suena a lo que clásicamente llamábamos padre o madre espiritual. 
Claro, porque, exactamente, eran acompañantes en la espiritualidad. Alguien que intenta introducir y acompañar en ese camino. Yo también he tenido muchos acompañantes y les estoy muy agradecida. Les debo mi crecimiento espiritual.
¿Alguien en particular?
Sí. Hace años, mi primer maestro espiritual fue el cardenal Pironio, en Colombia. Fuimos grandes amigos luego, hasta su muerte.

Que, por cierto, está introducido el proceso de beatificación...
Sí. Después, otro gran maestro espiritual para mí ha sido José Antonio García Monje, con el que yo me formé tanto en psicoterapia, en el centro que los jesuitas tienen en Hortaleza, como conociendo a Anthony de Mello. 

¿Conociste a de Mello?
Tres cursillos. Uno muy intenso y curioso aquí en España, la primera vez que vino, en el 78, creo. Dicen que unos días antes de llegar dijo "Me imagino que hay mujeres" y le contestaron que no, que lo habían convocado sólo para jesuitas, y entonces dijo que si no había mujeres no lo daba, que sería muy aburrido. Entonces los jesuitas empezaron a buscar mujeres para hacer el curso. Yo estaba haciendo mi especialidad, Teología Espiritual, en Comillas, y García Monje me preguntó si me gustaría participar. Dije que sí, y fueron doce días estupendos. Un grupo muy chiquitito y una experiencia inolvidable.

Anthoni de Mello es un clásico de la espiritualidad. Un jesuita con libros que se vendían como roquillas: El canto del pájaro... ¿Cómo era?
Me sale con lenguaje coloquial: era un cachondo mental. Tenía un sentido del humor que hacía que se riera de sí mismo. Era un hombre profundamente espiritual y humano. Todo lo relativizaba. Si lo que te decía te valía, bien; si no, él era el primero que decía olvídalo. Un gran pedagogo, con mucha capacidad para transmitir, intuir... Fue un adelantado a su tiempo y sus libros hicieron mucho bien. 

Muchísimo, en las parroquias, comunidades... en todas partes.
Tenía ese lenguaje tan oriental, la riqueza de hablar en metáforas... Él siempre decía que no hacía Teología; que era el pájaro el que cantaba, la rana la que ora. Pequeñas historias de gran hondura que ayudaban a provocar. A mí me recordaban mucho a las parábolas de Jesús. Su objetivo era despertarnos.

¿Cómo vivió él su recorrido? Porque llegó un momento en que se sintió oficialmente perseguido.
Mientras estuvo vivo, poco lo pudieron frenar. Era infrenable. El problema llegó después de muerto, curiosamente. Entonces se puso en cuestión su "teología", aunque él ya he dicho que decía que contaba cuentos solamente. Se empezaron a publicar conferencias que había dado, más allá de los libros, y salió la famosa tesis que decía que su doctrina no era compatible con la forma de la Doctrina. 

De Mello, espiritualidad ignaciana... ¿de qué más bebes?
Gustavo Gutiérrez, el creador de la Teología Espiritual, fue otro gran maestro para mí. Yo lo conocí en Perú en los años setenta. 

El padre de la Teología de la Liberación.
Participando en sus grupos, de una fuerza intensísima, se me despertó a mí la vocación teológica. Yo estaba en América Latina trabajando en el campo de las Ciencias Sociales, como profesora de Historia. Empecé a dar allí los primeros pasos y luego ya vine a Comillas a estudiar.

¿Sigue teniendo futuro la Teología de la Liberación, que siempre se dice desaparecida?
No, no ha muerto. Tiene otro carisma, trabaja de otra manera, ya no es tan mayoritaria, eso es verdad. Porque a sus primeros líderes sí que los mataron, los machacaron y torturaron. En El Salvador, en Guatemala, en México. Han muerto muchos de los grandes líderes religiosos, los catequistas... Brasil, Casaldáliga. Vocación de mártir nadie tiene, así que eso ha frenado la Teología de la Liberación. Pero ha ido calando en la formación bíblica de pueblo. Le despertó para profundizar más en la espiritualidad.

¿Hay un resurgimiento?
Hay un re descubrimiento de la teología, porque hay un hambre de espiritualidad. Yo lo percibo de muchas maneras. 

De hecho, es sintomático que un icono de la Teología de la Liberación en América Latina, Romero, vaya a ser beatificado, y por la vía rápida.
Exactamente. Y Leonardo Boff es otro hombre que, por donde va, levanta pasiones, como Sobrino en la UCA. Veo que esa teología no ha muerto. Los jesuitas están haciendo una labor de formación de laicado impresionante. La opción de la Teología de la Liberación fue siempre, y ahora más, la de la libertad, la de los laicos.

Dicen que mientras haya pobres habrá siempre Teología de la Liberación. 
Porque su objetivo es hacer de los pobres el centro, como hizo Jesús.

Y con este Papa, más aún.
Este Papa tiene ese sabor y va a favorecer una Teología que ha estado muy castigada, no sólo por Estados Unidos. Hay que meter canto, baile y compromiso a la gente. Y este Papa ha hecho renacer el espíritu de Jesús, que es un espíritu de liberación y renovación.

Con todo este bagaje que nos estás contando, te dedicas a dar talleres.
Ahora sí, que ya estoy jubilada. Di clases en la Facultad de Comillas, en El Salvador...Y me jubilé en la Universidad de Salamanca. Ahora los talleres los doy entre España y América Latina. Mi pobreza de idiomas me dificulta la salida del habla hispana. 

¿Sigue habiendo gente que pide esta formación?
Mucha, cada vez más.

¿Por qué?
Yo creo que porque hay una hartura de materialismo. Una náusea de falta de ética. Un aborrecimiento ante el que cada vez más las personas buscan volver a encontrar el fondo del Ser, que no tiene por qué estar vinculado a la religión. No buscan una experiencia religiosa, pero sí algo profundo, la hondura del Ser. El desarrollo de la inteligencia espiritual.

Pero eso es todo un reto para la Iglesia Católica.
Todo un reto. A mis cursos, que doy muchos en Madrid y en toda España, vienen muchas personas que se declaran ateas, pero que vienen buscando espiritualidad. Huyen de todo lo que les huela a eclesiástico, a dogmas teológicos, pero, por ejemplo, yo en mis cursos siempre presento a Jesús de Nazaret. Como un hombre que ofreció un proyecto de vida que da sentido. A los que sólo le reconocen como un hombre profeta, les es válido; y a quienes tenemos nuestra mirada sobre Jesús de Nazaret, también nos es válido.

O sea que ofreces esa mercancía: la de Jesús de Nazaret, el de la Historia.
Completamente: el hombre comprometido con su tiempo, el hombre que vive trastocado por una experiencia que le descubre el fondo de su ser, le descubre como Hijo y como Hermano. Y quiere hacer una familia de hermanos... En los muchísimos talleres que doy, nunca me han rechazado a Jesús. Porque atrae.

¿El Cristo de la fe cuesta más?
No lo doy en los talleres. Porque tienen el objetivo de abrirse a los no creyentes. Entonces...

¿Son una especie de pre-evangelización?
Bueno, para mí hablar de Jesús de Nazaret, de su vida o experiencia humano, de su proyecto de felicidad, no es pre-evangelización: es evangelización. Capaz de llegar a quienes reconocen en Jesús algo más y a quienes sólo lo reconocen como un líder espiritual que abre caminos nuevos.

O sea que sí que estás notando que en la calle, entre la gente normal, hay mucha sed de espiritualidad.
Mucha. De hecho, se están dando en España muchos foros de espiritualidad. Enrique Martínez Lozano y todo un grupo de gente están trabajando la no dualidad. Y llenan. Quinientas personas en un foro de Zaragoza. En Cantabria. Proliferan por toda la geografía española, y se convocan sin tapujos: "espiritualidad". 

Además de los foros, de impartir talleres... Emma escribe mucho. Espiritualidad para un mundo en emergencia es su último libro, editado por Narcea. ¿Dice ya mucho el título?
La palabra emergencia la uso con doble sentido. Primero, una situación de emergencia es una situación muy peligrosa y con connotaciones negativas. Pero también sería un mundo que emerge, que provoca novedades, que está resurgiendo. Entonces, en el libro trabajo los dos momentos: el del mundo en tragedia, en crisis, de que estamos en un tiempo de noche, peligroso, que levanta muros, que pone fronteras. Hay muchas tormentas, mucho insulto, mucha guerra. Pero cada una de estas situaciones tienen, a su vez, la oportunidad de ser estrellas para iluminar la noche. ¿Qué hacer para derribar muros en vez de levantarlos? ¿Qué hacer para permanecer fieles en los tiempos de tormenta?

¿Qué hay que hacer?
Con la noche hay que hacer muchas cosas. Hay que crear estrellas. Entonces, la propuesta es hacer de nuestras personas, de nuestras comunidades, estrellas que iluminan. La estrella de la lucidez es una. Es tiempo de encender la mirada inteligente. También la pasión por la vida, que está amenazada: la vida de las personas, del planeta, está amenazada. Es también tiempo de encender la estrella de la compasión. Dejar, como Jesús, que se estremezcan las entrañas para ser samaritanos. Y la estrella de la contemplación: no basta mirar. Hay que tener la capacidad de contemplar el misterio. La hondura de la vida de las personas. Para los que somos creyentes, contemplar a Dios en todo. 

Y los muros, ¿cómo se derriban? Pienso, por ejemplo, en la valla de Melilla.
Ay, los muros. Y tanto que sí... Los muros de nuestros dogmatismos. Muros incluso personales. Nuestra cerrazón mental, nuestra incapacidad para hacer de verdad un diálogo interreligioso porque pensamos que lo nuestro siempre es mejor que lo de los demás. Los muros del machismo o de cualquier otro tipo de exclusión. En vez del muro de la xenofobia, tenemos que abrir el diálogo intercultural. Sólo abriendo los muros, los derribaremos. Las fronteras se pueden derribar de muchas maneras, pero el camino más humanizador siempre es el de la comprensión.

Y, tras el acercamiento, ¿el tercer núcleo...?
El tercer núcleo es el de la tormenta. Estamos viviendo un momento tremendamente tormentoso en el que se levantan olas de mal: de violación, de ruidos de guerra, de violencia que asusta. El peligro ante las tormentas es refugiarnos. Buscar un lugar seguro donde nosotros nos quedemos solos lejos de la tempestad, ¡y sálvese quien pueda! Por tanto, éste es un momento primero de no tener miedo a las olas -ese "no tengas miedo" significa no que no sientas la emoción del miedo, sino que no te dejes paralizar por él- y permanecer. Permanecer en los compromisos adquiridos, en aquellos que han sido los ideales de nuestras vidas. Poner anclas profundas pero, a la vez, soltar amarras y dejar que el viento, el Espíritu, nos lleve hacia delante pese a la tempestad, a otros espacios. A la búsqueda de la paz por caminos húmedos, no por los repetidos. Y si en vez de en una barquilla vamos en el gran transatlántico europeo, avistemos náufragos. Y denunciémoslo.

Después de la noche como oscuridad, dices que hay otro aspecto de esta emergencia.
Con la emergencia positiva utilizo otras tres imágenes: frente a la noche, el amanecer, pues algo nuevo está naciendo. Y enumero lo que percibo que está amaneciendo: una nueva conciencia planetaria, una nueva espiritualidad, una mayor conciencia por parte de los pueblos de su poder, de su capacidad para cambiar las cosas. La idignación se está haciendo proyecto. No sólo en España: se está generando en muchos otros países. Ahora buscamos otra democracia: ésta no es. ¿Elegir cada cuatro años y que ya no haya intervención ciudadana? Esto no es democracia, hace falta una real, participativa. Está amaneciendo, también, un nuevo protagonismo de las mujeres. Vamos adquiriendo un papel más digno. Está amaneciendo la conciencia ecológica, que o nos salvamos juntos o perecemos juntos. La colaboración amanece. Ya hay muchas "parteras" de un mundo nuevo. Tenemos que poner nuestras manos, hombres y mujeres, para que este mundo nuevo que gime con dolores de parto dé a luz una criatura y no un aborto.

Qué bonita imagen.
Además, frente a la tormenta propongo el arcoiris, que habla de paz, de unir un lugar con otro. Sobre todo, el arcoiris habla de la capacidad de vivir la pluralidad en armonía. Es un tema importante: hago una disquisición de todo lo que hay que deconstruir en nuestra concepción de lo que es la cultura, la ciencia... De lo que son los valores, que los hemos monopolizado desde una cultura, desdeñando las otras. Mientras no destruyamos esa prepotencia que tenemos, de creer que lo nuestro es lo mejor y que somos los que vamos a enseñar a "los pueblos indígenas", no haremos verdad la igualdad. La interculturalidad tiene que ser en paridad, si no, no es verdad.

¿El último núcleo positivo?
Es, frente a los muros, las redes. Estamos en un tiempo de construcción de redes. Hay que vivir enredados. Y en todo este camino, aparece Jesús, caminando también. El hombre que no se dejó paralizar por el miedo, que enredó su vida a la de los hombres y la de sus discípulos en un gran proyecto que él llamó Reino de Dios pero que, en definitiva, era una familia de hermanos. En lugar de trabajar por nuestra cuenta, tenemos que caminar con él y enredarnos. 

Dos resonancias fundamentales en todo esto que nos estás contando: una, la resonancia Podemos. ¿Un creyente puede optar por una plasmación como la de Podemos?
¿Por qué no? Cuando yo llegué a Latinoamérica decían que era imposible ser comunista y cristiano, y había grupos que se llamaban así, que lo eran. Sí que se puede. También dentro de Podemos hay ahora mismo un grupo de cristianos, un grupo de espiritualidad potente que ha surgido a raíz de un trapense. 

José Antonio Vázquez.
Exacto. Es decir, que se he hecho. Se está formando un grupo muy potente de búsqueda de espiritualidad. 

¿Estás metida en ese grupo?
Estoy en el digital, porque no me puedo reunir. Pero entro para compartir cosas. Evidentemente, el cristianismo no se casa con ninguna ideología. Pero para mí, en estos momentos, aunque haya quien se puede escandalizar, Podemos está escribiendo muchas cosas en sus documentos (de economía, por ejemplo) que son las que está diciendo el Papa. Quieren salirse del sistema en el que vivimos y confluirían en lo auténtico de su concepción económica. También me he leído su documento ético y estoy completamente de acuerdo con todas las exigencias éticas que proponen para poder pertenecer al partido. Me he leído el documento de estructura de Podemos, y es profundamente participativo. Todos los que podamos votar, podamos.

¿Es antipropaganda, entonces, las que les cataloga de "anti-Iglesia"?
Hay propuestas que pueden sonar mal. Que se vaya la religión de la escuela, etc. La gente se asusta pero yo lo que percibo es que, fundamentalmente, hay miedo a perder el poder. Los dos grandes partidos lo tienen, como lo tiene Europa queriendo estrangular a Grecia. Se tiene miedo a todos los grupos que denuncian este sistema. Pero es que este sistema es asesino, como ha dicho el Papa. ¡Un sistema que tiene a tres cuartas partes de la población mundial en la miseria, a mí me mata de dolor! Cada vez que vengo de Santo Domingo, regreso de la otra cara, de ver la espalda del mundo. Son los que están padeciendo terriblemente este sistema. 

Aquí también estamos viendo ese sistema inicuo que dice el Papa. La otra resonancia que iba a decirte era más evidente: El Papa Francisco. 
Ay, yo estoy absolutamente encantada con él. Su aire sencillo, cercano, libre. No tiene miedo, y se le nota que viene de estar con los pobres. Es, como buen jesuita, un hombre de discernimiento y ha tomado contacto con la pobreza, como Jesús. Se ha dejado afectar por los pobres. Ellos son el núcleo de su reflexión. Yo no sé si en su tiempo trabajó mucho o no la Teología de la Liberación, pero no se trata de teología: el suyo es un tema de humanidad. Está siendo profundamente humano.

¿Por eso es un ejemplo no sólo para la Iglesia, sino para las afueras?
Para muchísima gente, que estamos siendo conscientes de estar viviendo en un sistema inhumano. Y que, o nos ponemos todos a apoyar a los que intentan buscar otra cultura, otra política, otra economía... o la humanidad no va a cambiar. A lo mejor nos equivocamos. Evidentemente, hoy por hoy, a mí me gusta, entre lo que hay, lo que está proponiendo Podemos. ¿Me pueden salir rana? Por supuesto, como lo hicieron otros que no cumplieron nada. Pero veo que, dentro de lo que hay, es la propuesta que más atiende a los últimos. 

...Que es la propuesta del Papa. ¿Le van a dejar, dentro y fuera, hacer su reforma, esa especie de revolución tranquila?
Lo tiene difícil, pero no tiene miedo. Y ha sido muy listo y ya tiene a su alrededor ocho cardenales. Se he ido enredando. Para que no sea sólo tarea de un Papa esa revolución, sino de un equipo colegiado. Ya ha dado pasos importantes en el Vaticano contra la corrupción, ya ha cerrado un montón de cuentas corrientes en la banca vaticana. Tolerancia cero. Un aire nuevo a la Iglesia institucional. Va contagiando a la gente porque sus propuestas entusiasman: son, sobre todo, humanistas. 

¿Ese contagio está llegando a la Iglesia española? ¿Ves que se mueva en esa dirección?
Todavía poco, me parece a mí. Ya estaban muchos grupos eclesiales de base en esa línea y ahora están encantados con el Papa. Pero sólo el colectivo de comunidades cristianas de base. La Iglesia oficial...está muy marcada por las elecciones de una serie de obispos de la línea rígida, más en la onda de los papas anteriores. Yo me alegro mucho por el nombramiento del nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Me parece que es un hombre sencillo, que está haciendo gestos importantes, yendo a lugares "malditos" de Madrid para conocer de cerca la pobreza. Como le pasó a Romero, yo creo: era un hombre de letras, de libros, que despertó tras una noche pasada al lado de un amigo suyo asesinado. Se dejó afectar por todo lo que escuchó a la gente sobre los asesinatos. En tanto en cuanto nuestros obispos se acerquen a los pobres, convivan con lo que están pasando, que los escuchen y acojan, necesariamente sentirán que ahí están las prioridades de Jesús y la suyas. Hace falta bajar de las curias. 

¿Estás de acuerdo con la crítica fundamental que está haciendo el Papa al clericalismo: curas y obispos convertidos en funcionarios?
Completamente de acuerdo.

¿Cómo se cambia esa dinámica? Los curas jóvenes, por ejemplo, han sido educados para eso. ¿Hay que formatearles?
Claro. Yo he estado viendo, cuando trabajaba en la UCA de El Salvador, cómo se trabajaba en la formación de sacerdotes, frente a una seria formación intelectual, obligatoriamente todos los fines de semana están en contacto con los pobres. Pero no van sólo a predicarles. A escuchar a los pobres conviviendo con ellos, en sus casas. La conversión, para mí, viene con el contacto con aquellos que fueron los predilectos de Jesús. Sólo nos convierte la experiencia: si uno tiene un corazón de piedra y convive con ese dolor, eso le termina transformando. 

¿La Iglesia tiene que cambiar también desde abajo o sólo desde arriba podrá cambiar? Por mucha capacidad de seducción que tenga el Papa...
...el trabajo es nuestro. Las revoluciones, da igual políticas o religiosas, siempre han venido desde abajo. Y es tarea nuestra ir haciendo cada día verdad la propuesta de Jesús, que es la que está recuperando el Papa Francisco. Volviendo a Jesús, como también lleva mucho tiempo diciendo Pagola entre nosotros.

Al Evangelio, no a la doctrina.
¡Claro! A Jesús, a Jesús y a Jesús. Al Evangelio. Y luego ya vendrá todo lo demás. Pero primero hay que recuperar lo que las primeras comunidades tenían: a Jesús. 

O sea que podemos terminar con cierta invitación a la esperanza. 
Yo soy esperanzada y temperamentalmente optimista. Entre otras cosas porque sigo convencida de que el Espíritu está siempre alentando a la Historia para que no desespere. No hay ningún momento histórico en que no esté alentando. A lo mejor, tenemos que perder mucho para poder ganar. Pero ojalá en este perder no pierdan siempre los mismos, sino que decrezcamos todos un poquito.

En este momento se nota que el Espíritu está soplando fuerte.
Muy fuerte, exacto. Yo estoy muy contenta con el soplo de este tiempo apasionante que estamos viviendo.