Espiritualidad y política (II)


2. 2 Emergencia como esperanza, de “emerger” algo nuevo.

Precisamente porque la emergencia es global podemos concluir, como he dicho antes, que es el momento de un nuevo comienzo. Como Isaías en un momento de profunda oscuridad para su pueblo tiene la osadía profética de decirles: “Algo nuevo está naciendo, ¿no lo véis?” también nosotras hoy abrimos los ojos del corazón para poder contemplar lo que está emergiendo, lo que es ya en esperanza, quizá en germen, como una pequeña semilla amenazada, como un grano de mostaza…pero como el soñador Jesús de Nazaret esperamos activamente que pueda convertirse en un árbol de vida..

Amanece una nueva cosmología.

Está surgiendo una nueva cosmología alternativa. Ésta se deriva sobre todo de las ciencias del Universo y de la Tierra, la física cuántica, la neurociencia…que nos van diciendo cada vez con más claridad que la capacidad para relacionarse parece ser la esencia primordial del cosmos y lo que hizo posible el proceso evolutivo. Nos va descubriendo que lo que caracteriza la realidad son estructuras de relación y relatividad, procesos de transformación y cambios abiertos. [1] Los científicos nos dicen que el universo está continuamente expandiéndose, auto-organizándose y auto-creándose. En él todo es relación en redes y nada existe fuera de esta relación. Todos los seres son interdependientes y colaboran entre sí para co-evolucionar y garantizar el equilibrio de todos los factores. Por detrás de todos los seres actúa la Energía de fondo que dio origen y anima el universo y hacer surgir nuevas emergencias

En este nuevo modelo cosmológica un ser no entra en relación con otro sino que se encuentra de por sí en relación. En contraposición con la cosmología de la conquista, la dominación, explotación y acumulación, profundamente patriarcal, está surgiendo esta nueva cosmología de la pan-relacionalidad y lo que la caracteriza es el reconocimiento y cuidado 

Lo que caracteriza esta nueva cosmología es el valor intrínseco de cada ser y no su mera utilización; el cuidado, reconocimiento y respeto por toda la vida y los derechos y dignidad no solo de los humanos sino de todos los seres.

Esta cosmología está ayudando a dar a luz una nueva conciencia planetaria, el Dalai Lama la definió asi: " La conciencia planetaria consiste en conocer y sentir la interdependencia vital y la unidad esencial de la humanidad y la adopción consciente de la ética y el ethos que ello entraña"

Esta nueva conciencia planetaria a su vez está ayudando al amanecer de una nueva espiritualidad holística al margen de las grandes religiones.[2]. Está naciendo una nueva percepción de la realidad, con nuevos valores, nuevos sueños, nueva forma de organizar los conocimientos, nuevo tipo de relaciones, una concepción novedosa del ser humano y de todos los seres, una nueva mentalidad, una nueva forma de ver y comprender la naturaleza, una nueva manera de intuir y experimentar la Realidad Ultima, el misterio de Dios.

Por todo el mundo se siente un hambre de sentido que se expresa en la búsqueda de silencio, meditación, espacios de profundidad, calma, conexión con la Fuente de la vida, experiencia de Unidad.

Esta espiritualidad de la pan-relacionalidad es una llamada a abandonar definitivamente todo dualismo patriarcal y acogerla como oportunidad de “integrar trascendencia e inmanencia; lo sagrado y lo profano;, el Dios personal y el Dios transpersonal…contemplación y compromiso ético, anmus y ánima; ciencia y espiritualidad, tecnología y ecología, capacidad crítica y admirativa, sentido práctico y ético…”[3]

Esta toma de conciencia de la interconexión de todo con todo nos abre los ojos para descubrir la conexión entre la extrema pobreza y la extrema riqueza, entre capitalismo y un mundo empobrecido y violento, entre sobre-explotación de recursos y crisis ecológica. 

Esta consciencia de que todos vivimos interconectados es la que va despertando nuestra conciencia ética y vamos viendo como cada vez más la ciudadanía de todo el mundo se va poniendo en pie gritando que ya es insostenible seguir viviendo unos continentes a costa de otros y todos sin respetar los límites del planeta Tierra. Crece la consciencia de que o nos salvamos juntos o perecemos juntos. 

Amanece una nueva ciudadanía. 

Ciudadanos y ciudadanas cada vez más numerosos y dispersos por todos los continentes se organizan en diversidad de movimientos de resistencia que nos convocan a una mayor lucidez y consciencia de los problemas planetarios. En el mundo entero se va levantando un clamor esperanzador: ¡basta ya! Es un grito que expresa el rechazo de gran parte de la humanidad ante las consecuencias nefastas del sistema imperante. ¡Hay esperanza y hay alternativas[4]! nos gritan colectivos que apuntan en otra dirección distinta de la establecida por los mercados. Es posible un mundo nuevo, una economía distinta y otro modo de vivir[5]. Es posible encontrar otra información que no sea la controlada por el sistema; es posible otra educación que forme para una nueva ciudadanía más responsable y consciente de la interconexión de unos con todos y con todo.

Aunque los medios de des-información traten de ocultárnoslo hay una amplia presencia de alternativas por todo el mundo, de estilos nuevos de convivencia, de formas diferentes de producción y de consumo, de maneras de organizar y defender lo común. Se generan sueños de otro tipo de geo-sociedad donde muchos grupos sociales están en movimiento. Amanece también una exigencia de transparencia política y económica que hasta hace poco pasaba en silencio e impune.

Desde todos los rincones de la tierra se está reclamando otra manera de entender y ejercer la política y la democracia. La exigencia de pasar de una democracia representativa “a una democracia de lo común”[6] va resonando por diversos lugares del planeta. 

Se reclama una nueva relación sociedad-poder-político-económico al ir comprendiendo que la política es la capacidad de resolver y dar respuesta a los problemas comunes, no el lugar de las disputas por el poder y el enriquecimiento personal; y en ese sentido es importante descubrir cómo van surgiendo nuevas fórmulas de economía social, de economía del bien común, de desarrollo holístico, buscando nuevas formas de generación de bienestar individual y colectivo.

Los nuevos ciudadanos y ciudadanas no sólo reclaman otro modo de entender la economía y de ejercer la política sino una nueva organización social. Hoy se pide la unión entre el sentimiento de pertenencia a grupos, colectivos y proyectos que ofrezcan sentido y valores comunes con el respeto a la autonomía personal. En este sentido se está fraguando una nueva ciudadanía que busca articular formas de organización y acción más horizontales, colectivas y conectadas a la vida. 

Gracias a los nuevos modos de comunicación e información como son las redes sociales, cada persona puede convertirse, y de hecho así está ya ocurriendo, en “autocomunicadora de masas”; [7] a través de tuits, facebook, o videos en YouTube puede difundir informaciones y noticias que en muy breve tiempo pueden dar la vuelta al mundo. La fuerza de estos movimientos sociales está ya generando en los poderes establecidos temor y recelo y se perciben movimientos solapados para poder controlarlos, vigilarlos, y si es posible prohibirlos. 

Internet ha modificado la forma de relacionarnos e interactuar, altera profundamente los procesos y posiciones de intermediación, y genera vínculos y lazos mucho más directos y horizontales a menores costes. Las TIC son utilizadas cada vez más como modos de explorar vías alternativas de toma de decisiones, de pensar y gestionar políticas que incorporen más directamente a la ciudadanía y que asuman el pluralismo inherente a una concepción abierta de las responsabilidades colectivas y de los espacios públicos. Todas estas posibilidades están siendo exploradas cada vez más por los ciudadanos y ciudadanas provocando una revolución difícil de captar por la inmediatez con la que la estamos viviendo.

Esta nueva conciencia planetaria que nos hace sentirnos ciudadanos del mundo 

Nos descubre también el amanecer de un nuevo humanismo que no será de sumisión, control, repetición del pasado o bloqueo del cambio; tampoco de exclusivismos y exclusiones, sino de incitación a la co-creación, la innovación y la diferencia dentro de la globalidad. [8]

Un humanismo donde se desenmascare que el que el “bien-estar” y “buen vivir” no se corresponden con el tener más bienes materiales sino con el bien-ser. Un humanismo que tiene que ver con cultivar una identidad más participativa, solidaria y más consciente de que la felicidad está más vinculada a los temas de sentido y colaboración con el bien común que con el tener más.

Este nuevo humanismo que como pequeña semilla brota en diversos lugares del mundo reclama el cultivo de un nuevo modo de situarse en la realidad: flexible, capaz de acoger la novedad continua, con un talante de tolerancia política, social y jurídica y al tiempo lúcido para discernir y vivir de convencimientos profundos y valores arraigados personalmente, capaz de cultivar una mente lúcida y cooperativa y un corazón compasivo, la “razón cordial” de la que habla Adela Cortina[9]

Cada vez somos más los que soñamos con hacer verdad ese nuevo humanismo donde el cuidado, la cooperación, la compasión, el amor, el respeto a todos los seres existentes, la búsqueda de la felicidad para todos y la espiritualidad serán el centro de nuestras vidas. Hoy es un anhelo creciente una utopía que busca hacerse topía.

Este nuevo modo de ser persona va despertando a formas distintas de entender y vivir la vida, la economía, la racionalidad, la felicidad… “el buen vivir”[10]

Este nuevo amanecer nos ha traído también el surgir del protagonismo de las mujeres

El dualismo patriarcal en el que hemos vivido, antes y ahora, ha tenido y sigue teniendo, graves consecuencias sociopolíticas, económicas, ecológicas y religiosas.[11]

En el momento actual y ante el cambio de época o paradigma en el que estamos insertos destacamos un fenómeno creciente e imparable: crece la consciencia entre nosotras las mujeres, de la situación de injusticia, discriminación, sumisión e invisibilidad en las que el sistema dominante nos tiene situadas y al tiempo la decisión de trabajar para salir de ella y recuperar el protagonismo que nos corresponde por derecho en igualdad con los varones. 

Victoria Camps ha expresado con toda claridad que el siglo XXI será el siglo de las mujeres, porque ya nadie detiene el movimiento que ha constituido la mayor revolución del siglo que ahora acaba.

Para que así sea es imprescindible universalizar los cambios que se han efectuado en algunos países en relación a la igualdad entre los sexos. Aún queda mucho camino por andar para que la equidad sea verdad en todos los ámbitos de la vida. Son muchos los sectores donde las mujeres sufren discriminación, dominación y violencia. Una de las dominaciones más invisibles y sutiles es la afectiva y en muchos casos la minus valoración de las propias mujeres de su identidad y posibilidades.

Es verdad que podemos reconocer avances significativos en la presencia y protagonismo de las mujeres en los campos educativos, sociales, políticos, económicos y científicos pero tenemos que denunciar las enormes dificultades que seguimos teniendo en el camino de la igualdad en las religiones monoteístas. Salvo algunas contadas excepciones, las mujeres no tenemos acceso a lugares de decisión y somos aún minoría en espacios significativos de la vida de las Iglesias.

En la Iglesia católica en concreto saludamos con alegría el fuerte movimiento de mujeres que está dando lugar a numerosas asociaciones y federaciones[12] que están favoreciendo nuestra visibilización en facultades de teología (como alumnas y profesoras) y en publicaciones cada vez más numerosas y significativas dentro del actual panorama teológico[13]. Va creciendo la denuncia profética y el desvelamiento de la subordinación en algunos datos que pueden pasar desapercibidos a primera vista.

El protagonismo de las mujeres en el nuevo paradigma es innegable e imparable y, o las Iglesias y en concreto la Iglesia Católica, asume de hecho y de derecho la igualdad en responsabilidades, acceso a lugares de decisión, presencia y representatividad…o irá perdiendo cada vez más dentro de sus filas a las mujeres más inquietas y sensibilizadas a la injusticia que esta discriminación supone.

En este momento histórico el Papa Francisco, sensible a esta discriminación, está haciendo una llamada a corregir esta situación. Esperamos que pronto haya cambios significativos en la dirección de una Iglesia ministerial donde roles, carismas y funciones no estén diferenciados por sexos, ni tengan que pasar por el embudo del ministerio sacerdotal, sino por las competencias, preparación, y capacidad de servir y amar dentro de la comunidad cristiana.

Soñamos [14] y esperamos que estos cambios del papel, lugar, concepción de las mujeres en la Iglesia…puedan ser posibles porque ya son imprescindibles.

3- UNA ESPIRITUALIDAD POLÍTICA COMO CAMINO PARA COLABORAR EN “DAR A LUZ” UN MUNDO NUEVO. 

«Nadie puede ser feliz sin participar de la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político.»

HANNAH ARENDT (filósofa política alemana y poster. Estadounidense, origen judío) [15]


Con lo dicho hasta este momento queda claro que el mundo de hoy es insostenible. Se acaba un mundo nuevo quiere nacer. Pero no a va a nacer sin nuestra colaboración. Nacerá a través de nosotras las mujeres y hombres de este momento histórico. Pero éste no tendrá lugar sin nuestra colaboración. Los partos son dolorosos y no siempre estamos dispuestas a afrontar el dolor que nos pueda suponer ayudar en este alumbramiento.

Pablo hablaba a la comunidad cristiana de una creación que gime entre dolores de parto esperando poder dar a luz su verdadera identidad. (Rom. 8, 18). También nosotras como humanidad necesitamos dar a luz lo mejor de nuestro ser para poder colaborar en en parto de un mundo nuevo, una sociedad nueva que no se hará sin nuestra colaboración.

Nos urge cultivar un sentir profundo (pathos) que nos haga escuchar desde nuestras entrañas el grito de la Tierra y el clamor desgarrador de millones de personas hambrientas, desplazadas, excluidas y ésta 

Ha llegado la hora de integrar la conciencia y la espiritualidad en la política, y de que los grupos y personas conscientes se integren en la política, en la gestión de la vida en común, buscando la armonía, la justicia y la paz. 

El Papa Francisco con la lucidez que le caracteriza nos decía en su exhortación Evangelii Gaudium: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”[16]

Por eso en vez de hablar de Espiritualidad y Política me gustaría hoy defender una espiritualidad política[17]

Tal como yo entiendo la espiritualidad no sólo no está reñida con la política sino que por el contrario son dos realidades que se reclaman y complementan.

Una espiritualidad sin incidencia en la “polis” tiene el peligro de convertirse en un “espiritualismo” desencarnado. Una política sin espíritu es una prostitución de la misma. 

Una espiritualidad política supone devolver a cada una de estas dos realidades su auténtica verdad. 

Por un lado sería la vuelta al sentido originario de la política como técnica y arte de atender a las necesidades de la ciudadanía, de la polis. Es decir vivir el auténtico sentido de la política: la búsqueda del mayor bien posible para el mayor número de personas. Para Platón y Aristóteles la política era inseparable de la ética siguiendo en esa dirección Santo Tomás de Aquino decía que buscar la felicidad de las personas era una tarea fundamentalmente política, él afirmaba “la felicidad es un bien común” (Buscar la cita). “El espíritu originario de la política sólo podrá recuperarse con una política más espiritual, moral y responsable.”[18]

Por otro lado supone recuperar el sentido auténtico de la espiritualidad y hacer de la búsqueda de silencio, calma, profundidad, conexión con la Fuente de la vida un lugar para madurar una manera de estar en la realidad construyendo conexión, interrelación, cooperación, compromiso para hacer verdad la red-de-relaciones que somos. Para hacer del cuidado de toda vida el

Por tanto cultivar una espiritualidad política supone cultivar personal y comunitariamente un talante, una manera de estar en la realidad y una manera de organizar la gestión de la polis y el gobierno que haga del bien común el centro de los esfuerzos y preocupaciones. Reconocer de hecho y de derecho y junt@s y tod@s

Hoy la polis no es sólo nuestra pequeña ciudad, ni siquiera nuestra pequeña nación sino la Casa Común, la Tierra viva donde habita la humanidad entera, donde se desarrolla una rica variedad biótica. 

En este momento histórico nos urge hacer verdad una política planetaria, donde los dirigentes vivan y ayuden a desmontar el espejismo de la separatividad para abrirnos a vivir la unidad que somos. Sin la colaboración de cada persona no hay horizonte colectivo, no haremos verdad que somos unidad.

El problema es que tenemos un déficit de calidad humana y desarrollo espiritual de las personas que acceden a la actividad política. Un desarrollo de su ser espiritual les haría posible renunciar al enriquecimiento individual para trabajar por el bien social, por la felicidad de las mayorías. Es decir vivir la política como servicio al pueblo desinteresadamente.

A principios de este año Leonardo Boff en uno de sus escritos nos decía: “El bien común fue enviado al limbo”[19] de la preocupación política. En su lugar, han entrado las nociones de rentabilidad, flexibilización, adaptación y competitividad. La libertad del ciudadano es sustituida por la libertad de las fuerzas del mercado, el bien común por el bien particular, y la cooperación por la competición.

Estamos olvidando que la esencia de la política es la búsqueda común del bien común. Uno de los efectos más avasalladores del capitalismo globalizado y de su ideología, el neoliberalismo, es la demolición de la noción de bien común o de bienestar social. Sabemos que las sociedades civilizadas se construyen sobre tres pilares fundamentales: la participación (ciudadanía), la cooperación societaria y el respeto a los derechos humanos. Juntas crean el bien común. 

Por tanto cultivar una espiritualidad política es trabajar el bien común al menos en una triple dimensión:

a) En el plano estructural por el acceso justo de todas las personas a la alimentación, la salud, la vivienda, la energía, la seguridad, la cultura, la belleza, la educación y el despliegue de su ser espiritual

b) En el plano social por el reconocimiento y el respeto a la pluralidad, la convivencia pacífica, la participación ciudadana 

c) En el plano ecológico en el respeto y defensa de los ciclos de la tierra, sus recursos y su biodiversidad, 

Esto posibilitaría, nos dice Leonardo Boff, realmente una sociedad nueva, un mundo nuevo donde la organización, la distribución del poder, y las leyes permitieran a todas las personas vivir juntos sin demasiados conflictos. “Se cultivaría un conjunto de valores morales, éticos e ideales que darían sentido a la vida social y que humanizarían las relaciones siempre tensas entre las diferencias. Y, por fin, habría un horizonte de sentido mayor, que vincularía la historia a una instancia más alta y diseñaría el cuadro final del universo: la espiritualidad.”[20]

En la gestión de lo común hay una pregunta muy importante no sólo el para qué de esa gestión sino el desde dónde se hace.

La mirada cristiana tiene una clara posición: desde los desfavorecidos, los “sobrantes,” (los llama el Papa Francisco) no se puede hablar de una espiritualidad política de espaldas al sufrimiento de las grandes mayorías.[21]

Por eso el desde dónde y el centro de la preocupación de una espiritualidad política tiene que ser la injusticia y el sufrimiento de las grandes mayorías. Esto supone trabajar para crear condiciones que hagan posible el nacimiento de un mundo nuevo y mientras este no llega ir facilitando cambios, planificando acciones de protestas y propuestas, cambiando leyes… que busquen “anticipar” ya ahora, dentro de este sistema, un futuro nuevo.

Ese empeño en hacer verdad la unidad que somos pasa por el compromiso por generar estructuras sociopolíticas que hagan posible: 
una vida digna para todas las personas 
el ejercicio de una democracia real participativa, transparente y justa, 
una nueva manera de mirar y relacionarnos con nuestro planeta (no como materia prima a explotar sino como una realidad de la que formamos parte y que necesitamos respetar y cuidar) 

Termino este apartado haciendo mío esta petición del Papa Francisco: “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!” [22]

[1] En estos últimos años se está publicando una gran variedad de obras que desde diversas áreas del saber confluyen en esta misma afirmación y la certeza de que lo que constituye la fuerza esencial en el proceso evolutivo es la pan-relacionalidad. Destaco algunos títulos: Bhom, D., La totalidad y el orden implicado, Kairós, Barcelona 2005; Capra, F. - Steindl- Rast., Pertenecer al universo. Encuentros entre ciencia y espiritualidad, EDAF, Madrid 1994, Jäger, W., A donde nos lleva nuestro anhelo. La mística en el siglo XXI, DDB, Bilbao 2005; Küng. H., El principio de todas las cosas. Ciencia y religión, Trotta, Madrid 2007; Nogués, R.M. (coord.), La espiritualidad después de las religiones; Llibreria Robafaves, Barcelona 2007; Polkinghorne, J., Ciencia y Teología. Una introducción, Sal Terrae, Santander 2000; Explorar la realidad. La interrelación ciencia y religión, Sal Terrae, Santander 2007; Versyp, T., La dimensión cuántica. De la física cuántica a la conciencia, Edición de la autora, Barcelona 2005, Wilber, K., Los tres ojos del conocimiento. La búsqueda de un nuevo paradigma, Kairós, Barcelona 1991; El paradigma holográfico. Una exploración en las fronteras de la ciencia, Kairós, Barcelona 1991; Espiritualidad integral, Kairós, Barcelona 2007. 

[2] Recojo algunos títulos solamente de la llamada “Espiritualidad laica”: Capra, F.- Stiendi-Rast., Pertenecer al Universo. Encuentros entre Ciencia y Espiritualidad, EDAF, Madrid 1994; Corbí, M., Hacia una espiritualidad laica. Sin creencias, sin religiones, sin dioses, Herder, Barcelona 2008; Ferrer, J. N., Espiritualidad creativa. Una visión participativa de los transpersonal, Kairós, Barcelona 2003; Nogués, R.Me., (coord.) La espiritualidad después de las religiones, Librería Robafanes, Barcelona 2007; Underhill, E., La mística. Estudio de la naturaleza y desarrollo de la conciencia espiritual, Trotta, Madrid 2006; Wilber, K., Sexo, ecología, espiritualidad. El alma de la evolución, Gaia, Madrid 2005; Una versión integral de la psicología, Alamah, Barcelona 2000; Espiritualidad integral. El nuevo papel de la religión en el mundo actual, Kairós, Barcelona 2007.AA.VV. La espiritualidad a debate El estudio científico de la trascendencia, Kairós, 2010 

[3] Ibidem 14 

[4] NAVARRO, V., TORRES LÓPEZ, J., GARZÓN ESPINOSA, A., (2012), Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, Madrid, Ed Sequitur y Attac, 8º ed. en 4 meses. Está gratis en la red. 

[5] TORRES LOPEZ, J., (2011), oc. 

[6] Para todo este tema de la Democracia de lo común sigo a SUBIRATS, J., (2011), oc. 

[7] CASTELLS, M.,(2013) o.c. p.24 


[8]Corví, M., “Los rasgos de una religiosidad viable en las nuevas condiciones culturales de las sociedades industriales”: htpp// servicioskoinonia.org/relat/352.htm. 

[9] CORTINA, A., (2007) Ética de la razón cordial. Educar en la ciudadanía en el siglo XXI, Oviedo, Ed. Nobel. 

[10] El concepto del "buen vivir" toma su terminología "sumak kawsay" de la cosmovisión ancestral quechua de la vida. El "sumak kawsay" considera a las personas como un elemento de la Pachamama o Madre Tierra (madre mundo). Así, a diferencia de otros paradigmas, el buen vivir moderno, inspirado en la tradición indígena, buscaría el equilibrio con la naturaleza en la satisfacción de las necesidades ("tomar solo lo necesario" con vocación para perdurar), sobre el mero crecimiento económico. Es una manera de entender la felicidad desde la armonía de las personas dentro de ellas, entre ellas y con la naturaleza. Sobre este tema hay mucha bibliografía destaco sobre todo el libro de Acosta, A. y E. Martínez. (2009) (comps). El buen vivir. Una vía para el desarrollo. Quito, Ed. AbyaYala. 

[11] He desarrollado con amplitud este tema en MARTINEZ OCAÑA, E. (2009), Cuerpo Espiritual, oc. pp.19-65 

[12] Entre otras muchas: Asociación de teólogas españolas (ATE) www.asociaciondeteologas.org/; Federación de Mujeres y Teología (con distintos nombres y singularidades en las comunidades autónomas) www.mujeresyteologia.com/ ; Col·lectiu de Dones en l'Església (Barcelona) www.donesesglesia.cat/;ÉFETA (escuela feminista de teología de andalucía) www.efeta.org/es/home.php; Católicas por el Derecho a Decidir (cdd) www.catolicasporelderechoadecidir.org/; Asociación Europea de Mujeres para la Investigación Teológica (european society of women in theological research (ESWTR) www.eswtr.org/home.; Sínodo Europeo de Mujeres www.synodalia.net/; Fórum Ecuménico de Mujeres Cristianas de Europa www.centroecumenico.org/ infoekumene/institucionesforum.htm; y un largo etc. 

[13] Imposible hacer regencia aquí a la rica producción teológica feminista de estos últimos 30 años. En MARTÍNEZ OCAÑA, E. , (2009), oc. he hecho un esfuerzo de recopilación de una amplia bibliografía de teología feminista en lengua española. Unas publicaciones son de teólogas españolas, otras son traducciones. Dentro de la panorámica de la teología feminista en España conviene resaltar dos colecciones: En Clave de Mujer de la editorial Desclée de Brouwer y ALETHEIA (publicación de la ATE) de la editorial Verbo divino. 

[14] Este sueño lo he expresado en MARTÍNEZ OCAÑA, E., “Soñando un futuro nuevo para la mujer en la Iglesia”, Crítica, nº 965 (Enero-febrero 2010), pp. 78-81 y en el blog “Poner letra a mi canto” (Textos y artículos). 

[15] Citado por Gutierrez-Rubi, A., “El espíritu de la política”,CERVANTES, (ed) o.c. 44, 

[16] Evangelii Gaudium, 205 

[17] El concepto de felicidad no es estático. Ha ido evolucionando teniendo siempre en el sustrato una cosmovisión determinada, aunque no se explicite. Se ha ido construyendo progresivamente a través de los imaginarios sociales dominantes en cada momento histórico, que no es este el momento de analizarlo con detalle pero sí de sintetizar la trayectoria desde Platón y Aristóteles para quienes la felicidad no podía desvincularse de la ética. El arte de ser feliz se identificaba con el arte de obrar bien, pasando por Santo Tomas de Aquino para quien hasta la Ilustración donde se concibe la felicidad no como un objetivo político, sino como un bien de los individuos que cada uno/a tenía que procurarse. 

[18] Gutierrez-Rubí,A., El espíritu de la política”o.c. 47 

[19] BOFF, L. “El bien común fue enviado al limbo” ,Web SonetosNeobiblicos LeonardoBoff. 2015, 02-20 

[20] BOFF, a.c, 

[21] SOBRINO, J. Fuera de los pobres no hay salvación, Trotta, 2007, 54-55 

[22] Evangelii Gaudium, 205.