En estos días la comunidad cristiana rinde homenaje a Jesús de Nazaret, un ser humano indomable que amó más la justicia, la verdad, la defensa de las personas “descartadas” de su tiempo, que su propia vida. Nadie pudo arrebatarle su libertad, no se dejó comprar, ni intimidar, ni manipular. Pagó muy cara su lucidez, libertad, valentía y compromiso: le asesinaron vilmente los poderes (políticos, económicos y religiosos) de su tiempo.
En este momento quiero, rendir mi homenaje y hacer memoria agradecida no sólo de Jesús de Nazaret sino de tantas personas que hoy como ayer son “asesinados” física, psíquica, mediática, laboralmente… por actuar como él lo hizo. Hoy por hoy, los mismos poderes siguen “asesinando” pero también la fuerza del amor más fuerte que la muerte, sigue actuando aquí en España y en otros muchos lugares del mundo.
Cada persona puede poner nombres concretos, yo los guardo en mi corazón y desde él enviarles todo mi cariño, mis mejores energías, y mi gran gratitud. ¡Gracias! a todas las que seguís luchando por la justicia, la verdad, la paz, la defensa de quienes hemos empobrecido y marginado. Me devolvéis la fe en ser humano y sois un estímulo para no tirar la toalla y no perder la esperanza de que otro mundo es no sólo posible sino imprescindible.