Una nueva mirada sobre el cuerpo es posible (II)


Un patriarcalismo que nos visibiliza injustamente: 

a) Cómo un cuerpo objeto, no sujeto de la historia, ni de la historia humana, ni de la historia de salvación[1].

"Objeto del deseo masculino". Que el cuerpo de la mujer ha sido y sigue siendo un objeto de consumo, un objeto de posesión, de uso y abuso, es tan obvio que desgraciadamente no necesito muchas palabras para denunciarlo. Nuestro cuerpo de mujer es sobre todo un objeto sexual que se compra, se vende, se expone, se trafica, se usa y se tira. Un cuerpo objeto de placer y de conquista para el varón. Un cuerpo reclamo de la sociedad de consumo, un cuerpo convertido en botín de guerra, en lugar de venganza.

Las mujeres hemos sido borradas, casi totalmente de la historia humana y también de la historia de la salvación. 

La historia universal está llena de varones ilustres que, uno tras otro, gobiernan, hacen guerras, construyen la historia… Ocurre algo parecido con a esa divertida genealogía propuesta por Mateo donde aparecen un gran número de patriarcas “engendrando”… y al final quien te da a luz a Jesús es una sencilla mujer de Galilea. 

Durante siglos hemos sido “edificad@s” por santos patriarcas, profetas, reyes, apóstoles, sacerdotes, obispos, papas… y las matriarcas, constructoras de la historia de Israel, las mujeres que siguieron a Jesús y fueron sus discípulas, las que permanecieron junto a Jesús hasta el final fueron olvidadas, apenas resaltadas en la historia de la Salvación. 

b) Un cuerpo no apto para revelar a Dios

Sólo los varones pueden ser imagen de Dios en la tradición oficial de las iglesias cristianas. ¡Que vergüenza!

A “Él” han podido nombrarle con muchas metáforas masculinas, incluso metáforas de la naturaleza (fuego, roca, sol, águila…) pero no hemos podido nombrarle apenas con metáforas femeninas. Dios puede ser padre, maestro, pastor, señor, rey… pero esos nombres en femenino son blasfemia, idolatría. No podemos nombrarle como madre (si lo hacemos tenemos que decir madre-padre), ni tía, ni abuela, ni amiga… sin percatarnos que para millones de niños y niñas esas son las únicas figuras que los han cuidado y querido. Y lo malo es que nos lo hemos creído todos, incluidas nosotras las mujeres, y hemos aceptado resignadas que Dios sólo se parece a la mitad de la humanidad.

c) Un cuerpo re-productor, alimentador, no productor. 

El símbolo "madre" ha configurado también nuestro cuerpo de mujer, hayamos decidido tener o no hijos, lo nuestro es ser "maternales", sobre todo para ellos. "Tota mulier est in útero"[2] es la sentencia con la que los pensadores del medievo definieron nuestro ser de mujer, pero despojado de su sentido primigenio y poderoso[3], ya no era el lugar de la fecundación, el espacio creador sino sólo el receptáculo pasivo del semen activo masculino. "No es la madre la que engendra al que llama su hijo, ella no es más que la nodriza del germen sembrado en ella. El que engendra es el hombre que la fecunda"[4]. La maternidad y/o la virginidad son los caminos que nos quedaban para redimir nuestro cuerpo pecador.

d) Un cuerpo ornamental, mujer florero.

Nuestro cuerpo, escondido bajo el mito de la "mujer bella"[5], se ha convertido en una superficie puramente ornamental[6]

Como he dicho más arriba, se nos incita para que nuestro cuerpo y nuestro rostro sean modelados, maquillados según los gustos cambiantes de los varones, tasados por tres medidas; sometidos –por supuesto que "voluntariamente"– a todo tipo de cirugías "estéticas" para poder ser admirados por su belleza, para responder a las "formas ideales". No importa a qué precio económico y sanitario. La anorexia y la bulimia afectan cada vez más a las mujeres desde edades más tempranas, como he dicho antes. Con este mecanismo –del hambre para ser bella– se consigue fácilmente un cuerpo sumiso y disponible, debilitado, privado de gran parte de su energía para la lucha y la autoafirmación de su cuerpo tal y como es[7]. Rojas Marcos dice en relación a este punto: "La dieta es el sedante sociopolítico más poderoso en la historia de la mujer"[8].

e) Un cuerpo "económicamente no activo”, ni productivo.

Esta visibilización mentirosa ha ocultado la injusticia flagrante de que somos las mujeres, las sostenedoras gratis de la economía del mundo. Trabajamos muchas más horas que los varones (2/3 de todas las horas trabajadas y sólo aparecen registradas como tales un 1/3), recibimos el 10% del ingreso del mundo y poseemos el 1% de la tierra del planeta [9]

Si en este momento las mujeres que dedican gratuitamente su tiempo a la atención del hogar, enfermos, ancianos, niños… exigiesen el sueldo que les corresponde, se hundiría el sistema económico del mundo. Esto la saben muy bien los expertos en economía mundial.

Nuestro cuerpo es un cuerpo para "sus" labores. ¿Labores de quién? ¿Adjudicadas por quién? 

f) Nuestra misión según los cuentos infantiles. 

Pero aún hay más. 

Los cuentos, que a mí y a muchas generaciones nos leyeron cuando éramos niños y niñas, eran muy aleccionadores. Nosotras las mujeres éramos las “bellas-durmientes” esperando al príncipe que nos iba a despertar de nuestro sueño, o quizás, mejor aún, la cenicienta que espera que otro príncipe venga con ¡el zapatito a medida! ¿de quién?... para hacernos felices. 

Había otras versiones de nuestra misión en la vida: podíamos elegir entre Caperucita, la ingenua comida por el lobo; o Blanca Nieves, cuidadora de 7 hombrecitos y encantada de la vida de esa tarea tan sublime[10]. Ellos eran los príncipes, los flautistas, los pinochos, los lobos…, en versión moderna los supermanes, hombres araña. 

No voy a seguir por hoy con la protesta, sé que tú compartes nuestra lucha y nuestra indignación. 

Para terminar sólo voy a enunciar dónde hemos sido visibilizadas las mujeres:

a) Detrás y debajo del hombre.

"Dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, pero detrás de una gran mujer hay siempre una bonísima asistenta"[11]
Es mejor ser hombre que mujer porque “hasta el hombre más miserable tiene una mujer a la cual mandar".

b) Lejos de los espacios importantes y significativos sociopolítica y religiosamente.

c) Fuera de los lugares públicos y de decisión.

"El hombre que se casa hace a la mujer un regalo porque ella necesita al matrimonio y él no... La mujer está hecha para el hombre, el hombre está hecho para la vida"[12].

d) Dentro del hogar.

"En la familia, y no en el estado, es donde una mujer debe manifestar su talento y su prudencia"[13].

Y, consecuentemente, también quiero denunciar y protestar porque esa situación supone que hemos sido invisibilizadas: 

· Como cuerpo violentado y maltratado.

La violencia multisecular y multiforme ha sido invisibilizada hasta hace muy poco tiempo.

· Como símbolo para expresar a Dios. 

En la tradición oficial de las Iglesias cristianas Dios es nombrado casi exclusivamente con nombres masculinos y esto hace de Dios un ídolo que solo representa a la mitad de la humanidad.

· Como sujeto de la historia social, artística, literaria, religiosa.

· Como poder de vida.

· Como cabeza pensante.

· Como productora de riqueza.

· Sostenedora de la economía del mundo. 

Sabemos ya hoy que la economía mundial se vendría abajo si, todas las mujeres consideradas “económicamente no activas”, pero trabajando sin parar, reclamasen un salario digno por su trabajo.

Esta realidad, y mucho más que no es posible narrar aquí, requiere un vuelco radical en la manera de afrontar el cuerpo, y de un modo especial el cuerpo de las mujeres. Ya es hora que no hablan “ellos” de nuestro cuerpo, sino que seamos nosotras mismas las que digamos en y desde nuestro ser corporal quienes somos y cuál es nuestro lugar en la historia humana y religiosa.

Las mujeres necesitamos reclamar el poder para: pensar y decidir por nosotras mismas, crear, decir nuestra palabra, recuperar el dominio y el derecho sobre nuestro cuerpo, elegir o no ser madre, liberar nuestro cuerpo de los controles patriarcales interiorizados, libertad en la elección de pareja, elegir vivir en pareja o no sin etiquetas de "solterona", fracasada, lesbiana....


II.OTRA MIRADA SOBRE EL CUERPO ES POSIBLE Y NECESARIA.

"La Iglesia dice: el cuerpo es una culpa

La ciencia dice: el cuerpo es una máquina.

La publicidad dice: el cuerpo es un negocio.

El cuerpo dice: "yo soy una fiesta"

Eduardo Galeano. Las palabras andantes.

Urge una mirada unificada, holística de la realidad y consecuentemente del cuerpo

Caminamos hacia un nuevo paradigma científico y cultural de la religación, de la consciencia de la unidad que somos, del “manto inconsutil” de la realidad. Esta perspectiva coincide con las miradas místicas de todas las religiones y de todos los tiempos de la consciencia de la Realidad como experiencia de la Unidad de todo. Por eso más que nunca todo dualismo, todo patriarcalismo e individualismo arrogante deja de tener sentido.

Dejar el viejo paradigma sobre el cuerpo y caminar hacia el nuevo requiere:

2.1 Decodificar para Re-codificar.

Re-codificar (dar nuevo significado a las palabras) no es posible hacerlo sin el trabajo previo de decodificar y con ello denunciar las consecuencias de nombrar falsa o anticuadamente la realidad por eso hoy nos volvemos a preguntar ¿de qué hablamos cuando hablamos del cuerpo?, ¿qué es lo espiritual o la espiritualidad?, ¿cómo releer la encarnación?.

2.1.1 Somos un cuerpo

Somos un cuerpo sexuado, no tenemos un cuerpo. El camino de recuperación de esta visión unificada nos orienta hacia una identidad corporal afirmada, amada y gozada. Somos un cuerpo unificado, en unidad indisoluble psique-soma, soma-mente, soma-espíritu. Todo lo que acontece en nuestra vida, en cualquier nivel de nuestra persona acontece en nuestro cuerpo y éste guarda memoria de ello.

Nuestro cuerpo es la presencialización de nuestra persona. El cuerpo nos posiciona y nos orienta, a través de él podemos aproximarnos y alejarnos de las personas y las cosas. Somos un cuerpo con capacidad creadora, espiritual, pero un cuerpo. Todo lo que acontece en nuestra vida pasa necesariamente por nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo está condicionado genética y culturalmente.

Nuestro cuerpo es:

· una realidad biológica, tiene sus leyes específicas de funcionamiento, que tiene una potencialidad y unos límites: resistencia, longevidad, energía belleza, salud. Realidad que nos urge escuchar y respetar.

· una realidad sexuada que identifica a las personas e influye en sus opciones, comportamientos, relaciones. Realidad sexuada que ha sido configurada y condicionada culturalmente. Relación sexo-género.

· un depósito y un productor de energía, y de vitalidad que poseemos mantener, alimentar y o dilapidar provocando un deterioro prematuro del organismo físico.

· es la presencialización de lo que somos, el "lugar" desde donde nos configuramos condicionados por nuestro entorno socioeconómico- cultural, desde donde nos relacionamos, y desde donde nos trascendemos, 

· es el lugar de nuestra comunicación con los otros y lo otro y Dios. Nos permite ser seres en relación.

· es una realidad espiritual, ética, estítica, lugar de verificar nuestra fe.

Somos un cuerpo sexuado diferenciado pero igual en dignidad, derechos, dignidad. El patriarcalismo y androcentrismo de nuestra Iglesia no puede referirse al Jesús de los evangelios. Los datos que nos van dando los estudios sobre el Jesús histórico, el que tan magistralmente nos ha descrito Pagola, nos muestran que no sólo ni discriminó a las mujeres sino que inauguró una manera nueva y escandalosa de relacionase con nosotras. También nos visibilizó de otra manera:

· No como objetos sino como sujetos autónomos y libres. 
No como reproductoras sino como constructoras de la Historia de Salvación, del Reino de Dios. 
No como cuerpos tentadores sino como amigas entrañables, como quienes “aman mucho”, “tienen mucha fe”. 
No como inferiores en nada sino como iguales en todo: en dignidad, derechos, deberes, tareas en tu comunidad. 
No para estar detrás y debajo de nadie sino junto a, al lado de… construyendo la historia. 
No como ignorantes que nada tienen que decir sino como “maestras” de las que él aprendió. 
No lejos de los espacios significativos sino dentro de la comunidad, ejerciendo los mismos roles y funciones que los varones. 
No dentro del hogar sino donde la vida nos cite, donde Dios nos llame, en la vida, en la historia, en la plaza publica… También, por supuesto, en el hogar compartiendo tareas y cuidados con los varones. 
No como imposibilitadas para mostrar el rostro de Dios sino como revelación suya. 



Somos un cuerpo personal, un cuerpo social, un cuerpo “divino” (en lenguaje bíblico somos en nuestro ser corporal: aliento divino, imagen y semejanza, hijos e hijas amad@s), somos un cuerpo cósmico (formado a la largo de miles de millones de años, desde la explosión primigenia hasta hoy todo el universo ha colaborada en la formación de nuestro cuerpo.

Pabló utilizó el símbolo del cuerpo para hablar de la Iglesia, como “Cuerpo de Cristo” una teóloga contemporánea ha acuñado una bella imagen “El mundo el cosmos como cuerpo de Dios”. [14]

2.1.2 Qué es lo espiritual, la espiritualidad. 

Hablar hoy de espiritualidad, en el nuevo paradigma que emerge, es hablar de profundidad, de hondura, de conexión con lo más profundo del ser.

Esta concepción no es nueva en el mundo cultural semita, como sabemos por la Biblia, "espíritu"[15] no se opone a materia ni a cuerpo, sino a maldad, carne, muerte (la fragilidad de lo que está destinado a la muerte), a ley (imposición, miedo castigo.) 

"En este contexto semántico, "espíritu" significa vida, construcción, fuerza, acción, libertad. El espíritu (la "Ruah") no es algo que está fuera de la materia, sino que está dentro, que habita la materia, el cuerpo, la realidad y les da vida, les hace ser lo que son, los llena de fuerza, los mueve, impulsa, los lanza al crecimiento y a la creatividad en un ímpetu de libertad" [16]. Es como el hálito de la respiración. 

El espíritu no es otra vida sino lo mejor de la vida.

Algo es espiritual por la presencia que en sí tenga de espíritu.

Ya hace años Casaldáliga escribió: “el espíritu de una persona es lo más hondo de su propio ser: sus motivaciones últimas, su ideal, su utopía, su pasión, la mística por la que vive y lucha y con la cual contagia a los demás "[17].

Entendido así, el espíritu es la dimensión de mas profunda calidad que el ser humano tiene [18]. Su espiritualidad será la talla de su propia humanidad. 

La espiritualidad, así entendida, es patrimonio de todos los seres humanos. 

Entendemos, por tanto, que el espíritu de un sujeto, colectivo o pueblo es su forma de ser y relacionarse con la totalidad de la realidad, con lo que ésta tiene de trascendente y de histórica.

Hago mía esta concepción de espiritualidad que Jon Sobrino expresa así:: “Espiritualidad es el espíritu, el talante con el que se afronta lo real, la historia que vivimos en toda su complejidad”[19], complementándola con la definición que hace Leonardo Boff en su libro La voz del arco iris[20]. En su acepción originaria espíritu (de donde deriva espiritualidad), aliento, es una cualidad de todo ser vivo que respira (ser humano, animal, planta). En este sentido espiritualidad nos habla de “la actitud que pone la vida en el centro, que defiende y promueva la vida contra todos los mecanismos de estancamiento y muerte”. 

Es decir la espiritualidad nos habla del aliento, del modo de situarnos ante la vida, de afrontar lo real en toda su riqueza y complejidad. Preguntarnos por la "vida espiritual" es, por supuesto, preguntarnos por el cultivo del silencio, meditación, contemplación pero igualmente por la vida social y cívica, por el compromiso sociopolítico, por el uso del dinero y del tiempo, por la seriedad y honradez en el trabajo, por sus modos de buscar la felicidad, etc.

Según esto alguien podría decirnos: dime cómo afrontas la realidad, cómo te sitúas ante la vida y te diré cuál es tu espiritualidad[21].

2.1.3 Cómo entender la encarnación.

Como explica muy bien Enrique Martínez Lozano y podremos disfrutarlo mañana, hemos vivido nuestra fe formulada en lenguaje mítico, en gran parte aún se sigue formulando así y hablar de encarnación se hace en términos de “bajar”, subir, salir, “entrar”,un Dios fuera, que entra… sube y baja…subrayando la trascendencia como algo separado y muchas veces olvidando la inmanencia, el Dios en nosotros, dentro de nosotros, fondo originario de todo

Re-codificar la encarnación en este contexto en el que estoy hablando es descubrir a Dios en todo y a todo en Dios, encontrarnos el Dios inmanente sin perder su trascendencia. 

Aterrizando en nuestra vida cotidiana y en relación al tema en el que estamos nos preguntamos qué significa situarnos en la realidad con un talante de encarnación. 
Es afirmar la imposibilidad de ver y comprender a Dios,. a la humanidad y a toda la realidad, separadas "Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros"(Jn.1,14) 
No poder separar, porque está definitivamente vinculado: Dios-humanidad; Dios cuerpo sexuado; Dios-historia; Dios-tiempo; Dios-materia, Dios creación, Dios-vulnerabilidad; Dios en el corazón de la historia comprometido con ella. 
Afirmar con los hechos, que no hay dos realidades, una sagrada y otra profana, sino una sola: la realidad de Dios en la realidad del mundo. Por eso no hay relación con la realidad que no sea relación con Dios en Cristo: "¿Cuándo te vimos...?"(Mt.25) y viceversa, no hay relación con Dios, en Cristo, sino es en la realidad. 
Significa hacer de la oración un espacio privilegiado de consciencia creyente: ver la realidad como es, con honradez y lucidez y contemplar en, dentro de ella la presencia del misterio de Dios, empujando desde dentro la realización de cada ser, en su singularidad.. 
Convertir la vida cotidiana en espacio "sagrado", lugar del culto agradable a Dios ("en Espíritu y verdad"). No vivir un compromiso con el mundo fuera de nuestra fe. Ni nuestra fe fuera del compromiso con este mundo. 
Proclamar que la increencia e injusticia de nuestro mundo no son más que la doble cara de una misma realidad. No haremos a Dios creíble mientras no hagamos al ser humano y a la creación entera posible. 

[1] Para ampliar la invisibilidad de las mujeres en la Biblia recomiendo el artículo de M. Navarro, "Cuerpos invisibles, cuerpos necesarios. Cuerpos de mujeres en la Biblia: exégesis y psicología." en: . Navarro, M., o.c., 137-186. 
[2] Para ampliar este tema Mª J. Arana, "Símbolos, corporeidad y ecología. ‘Tota mulier in útero’" en M. Navarro, o.c., 79-97. 
[3] En los comienzo no fue así: Las investigaciones arqueológicas y paleontológicas, hoy, nos muestran que desde el Paleolítico superior hay huellas de la "Madre mítica", La Gran Diosa, La Gran Madre Tierra, las llamadas "Venus" eran en realidad expresiones femeninas de la divinidad. Véase los trabajos recogidos por M. J. Ress – U. Seibert-Cuadra- Sjorup (ed.), Del cielo a la tierra. Una antología de Teología feminista, Cuatro Vientos, Santiago de Chile 1994, sobre todo la entrevista con la arqueóloga M. Gimbutas, 175-184. 
[4] Esquilo en la Orestiada, 3º parte y Euménides, v. 658-661. Citado por Mª J. Arana, en M. Navarro, o.c., 81. 
[5] N. Wolf. El mito de la belleza, Emecé, Barcelona 1991. 
[6] "Solo dos clases de mujeres dicen que conquistan al hombre con la belleza del alma: las viejas y las feas" Doris Band en Aa.Vv, Un siglo de citas. Selección de las mejores frases y citas del siglo XX, Enciclopedias Planeta 1996, nº 5382, 488. 
[7] Cf. el número monográfico de la revista Con-spirando: "Cuerpo y política" 33 (septiembre 2.000). 
[8] Aa.Vv. o.c. nº 5448, 493. 
[9] Cf. PNUD, Informe sobre el Desarrollo Humano 1995, capítulo 4: "Valoración del trabajo de la mujer", 97-111. No ha cambiado mucho la situación mundial. Basta analizar FNUAP, Estado de la población mundial 2000. Vivir juntos en mundos separados. Hombres y mujeres en tiempos de cambio, 37-39 o el en Informe del PNUD 2001 las tablas "Desigualdad de género en la actividad económica", 226-229. 
[10] Para comprender la fuerza de los estereotipos femeninos en la autoimagen de las mujeres M. Kolbenschlag, Adiós Bella Durmiente. Crítica de los mitos femeninos. Kairós, Madrid 1993, con abundante bibliografía y B. Betelheim, Psicoanálisis de los cuentos de hadas., Barcelona, Crítica 1977. 
[11] Carmen Rico Godoy, en: Aa.Vv., Un siglo de citas, nº 5035, 458. Isabel Allende, Ibídem nº 5005, 455. 
[12] Henri Montherlant, Ibídem nº 5031, 458. 
[13] Teofrasto, en T. Borras- F. Sainz de Robles, Diccionario de Sabiduría, Aguilar, Barcelona 1953, 767. 
[14] MCFAGUE, S., Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear, Sal Terrae, COMPLETAR LA CITA. 
[15] KAMLAH, E. "Espíritu". En DTNT, 13-35. LEON-DUFOUR,X. "Espíritu" Vocabulario de Teología Bíblica, Herder 1980,295-306. 
[16] CASALDALIGA, P.-VIGIL J,Mª, Espiritualidad de la liberación UCA, 1993,2ª .,23-25 a quien sigo en su acepción antropológica-cultural del término Espiritualidad. 
[17] CASALDALIGA, P.-VIGIL, J. Mª Ibd, 23. En esta misma línea "La espiritualidad es la motivación que impregna los proyectos y compromisos de vida..., la motivación y mística que empapa e inspira el compromiso." .GALILEA, S. El camino de la espiritualidad. Ed. Paulinas. Bogotá, 1985. ,26 
[18] En el sentido que P. TILLICH, hablaba de la dimensión antropológica de la "profundidad" y su significado religioso Cf. La dimensión perdida. Descleé de Brouwer, 1970. 
[19] Sobrino, J., "Espiritualidad y seguimiento de Jesús" en Mysterium Liberationis T II, Trotta, Madrid 1990, 449-458; Vigil, J.M., Espiritualidad de la liberación, UCA 19932, 23-25 a quien sigo en la acepción antropológico-cultural del término Espiritualidad: "La espiritualidad es la motivación que impregna los proyectos y compromisos de vida, la motivación y mística que empapa e inspira el compromiso" (Cf. Vigil, J.M., “La coyuntura actual de la espiritualidad” en Éxodo 88 (2007) 4-11). En esta línea se sitúan entre otros: Galilea, S., El camino de la espiritualidad, Paulinas, Bogotá 1985, 26. Boff, L. y Betto, F., Mística y espiritualidad, Trotta, Madrid 1996 Ellacuría, I.- Lois, J., "Espiritualidad" en Conceptos fundamentales del Cristianismo, Trotta, Madrid 1993, 413-431; Estrada, J.A., La espiritualidad de los laicos, Paulinas, Madrid 1992,13-35. 
[20] BOFF, L. La voz del arco iris, Trotta, Madrid 2003, 123. 
[21] Cf. P. Casaldáliga.